La escalivada dulce es una reinterpretación audaz de uno de los platos más representativos de la cocina catalana. Tradicionalmente, la escalivada es una preparación a base de pimientos, berenjenas y cebollas asadas, servida como entrante o guarnición. Sin embargo, esta versión dulce transforma la esencia del plato y la convierte en un postre sorprendente, ideal para quienes desean experimentar con contrastes y reinterpretaciones gastronómicas sin perder el vínculo con la raíz mediterránea.
Esta receta de escalivada dulce juega con los sabores ahumados de las verduras asadas y los combina con ingredientes como la miel, el chocolate y las frutas secas, logrando un equilibrio entre lo rústico y lo delicado. El resultado es un postre inesperado que celebra la técnica de la cocina catalana a la vez que la traslada a un terreno completamente nuevo. Perfecto para cerrar una comida con estilo o como protagonista en una mesa de degustación creativa.
2Preparación de este postre tan exquisito

Para comenzar, se deben asar los pimientos y las berenjenas enteras en el horno, a 200ºC, durante aproximadamente 40 minutos o hasta que estén tiernos y su piel se desprenda con facilidad. Una vez fríos, se pelan con cuidado y se cortan en tiras largas y finas, respetando la estética habitual de la escalivada. Es importante no añadir aceite, como en la versión salada, sino conservar el jugo natural que se libera al asar.
Estas tiras se marinan durante una hora con miel, canela y un chorrito de zumo de naranja natural. Mientras reposan, se prepara la crema de chocolate derritiendo chocolate negro al 70% con una cucharada de mantequilla y una pizca de sal. Esta crema servirá como base del plato, y para el montaje final, se disponen las verduras marinadas sobre la crema, se añaden los dátiles y nueces troceadas, y se corona todo con un hilo más de miel y flores comestibles si se desea un acabado más visual.