La carretera, ese escenario cotidiano de idas y venidas, puede transformarse en un instante en un lugar donde la vida pende de un hilo. Nadie desea verse envuelto en un accidente de tráfico, pero la cruda realidad es que, en algún momento, podemos ser testigos de uno, y es en ese trance cuando conocer la conducta PAS que exige la DGT se convierte en una herramienta vital. Estar preparado para actuar con serenidad y eficacia no solo es una muestra de civismo, sino una obligación moral que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte, o entre una recuperación rápida y secuelas irreparables.
Saber cómo reaccionar ante un siniestro vial va mucho más allá de la simple buena voluntad; requiere un protocolo claro, una secuencia de acciones ordenada y precisa que permita optimizar los recursos y minimizar los riesgos. Este protocolo, conocido universalmente por el acrónimo PAS –Proteger, Avisar y Socorrer–, es la guía fundamental que las autoridades, y en particular la Dirección General de Tráfico, insisten en divulgar. Interiorizar estos tres pasos, comprender su lógica y su importancia, nos capacita para pasar de ser meros espectadores atenazados por el pánico a convertirnos en el primer y crucial eslabón de la cadena de supervivencia, una pieza clave hasta la llegada de los servicios de emergencia profesionales.
5LA HUELLA INDELEBLE DEL TESTIGO: EL VALOR DE LA COLABORACIÓN POSTERIOR AL ACCIDENTE

Una vez que los servicios de emergencia han llegado y se han hecho cargo de la situación, el papel del testigo que ha aplicado la conducta PAS no necesariamente ha terminado. La colaboración con las autoridades, como la Guardia Civil de Tráfico o la policía, puede ser crucial para esclarecer las circunstancias del accidente. Ofrecerse a prestar declaración, aportando los detalles observados de manera objetiva y veraz, contribuye a la investigación y a la depuración de responsabilidades. La memoria de los hechos, aunque pueda ser dolorosa, es una herramienta valiosa que la DGT y los cuerpos de seguridad necesitan.
Es importante recordar que presenciar un accidente y actuar en él puede tener un impacto emocional significativo. No hay que dudar en buscar apoyo si se siente necesario tras una experiencia así. Haber actuado correctamente, siguiendo las pautas que la DGT y el sentido común dictan, proporciona la tranquilidad de haber hecho todo lo posible en una situación crítica. El protocolo PAS es, en definitiva, una demostración de que la preparación y la acción coordinada son las mejores respuestas ante la adversidad en la carretera, un mensaje que la DGT no cesa de transmitir para mejorar la seguridad vial de todos.