Felipe VI y la reina Letizia no olvidarán fácilmente el 22 de mayo. Lo que debía ser una jornada de celebración íntima por sus 21 años de matrimonio se manchó de tristeza con la noticia del fallecimiento de Serafín Sedano, histórico capellán de la Casa Real. La noticia llegó en un momento en que los Reyes habían hecho una pausa en su agenda institucional, previsiblemente para conmemorar en privado su aniversario. Sin embargo, este inesperado adiós le dio un giro emocional a la jornada.
Felipe VI, muy unido a Serafín durante las décadas en las que este prestó servicio en Zarzuela, se enfrentó al dolor de despedir a una figura clave en muchos momentos íntimos de su vida. No se trataba solo de un sacerdote de confianza, sino de alguien que fue testigo cercano del recorrido familiar y espiritual de la monarquía. Desde los bautizos de la princesa Leonor y la infanta Sofía hasta misas privadas en el Palacio, Sedano estuvo allí, siempre discreto y leal.
3La próxima parada de los reyes después de esta despedida

Apenas unos días después de esta despedida, Felipe VI y Letizia pondrán rumbo a Gales, donde asistirán a la esperada graduación de su hija menor, la infanta Sofía. Será un momento de orgullo familiar, de esos que marcan un antes y un después. Sin embargo, será imposible separar esa emoción de la sombra reciente del fallecimiento de quien les acompañó durante tantos años.
Felipe VI, siempre equilibrado en la vida pública y privada, afronta una semana de emociones cruzadas; por un lado, el orgullo de un padre ante los logros de su hija; por otro, el peso de una pérdida que toca de lleno la memoria afectiva de Zarzuela. Esta dualidad es, en cierto modo, el reflejo de su papel como monarca, entre lo institucional y lo personal, entre el deber y el sentimiento.