El debate sobre qué tipo de agua es más recomendable para el consumo diario genera opiniones enfrentadas entre expertos y consumidores. El agua embotellada se ha convertido en un producto de consumo masivo en España, donde millones de personas la eligen diariamente frente a la opción del grifo, considerándola erróneamente como más saludable o segura. Las cifras son contundentes: cada español consume una media de 140 litros de agua embotellada al año, situando a nuestro país entre los mayores consumidores europeos de este producto.
La industria del agua envasada mueve más de 1.000 millones de euros anuales en nuestro territorio, sustentada en potentes campañas publicitarias que destacan su pureza y propiedades beneficiosas. Sin embargo, lo que muchos consumidores desconocen es que el agua del grifo en España está sometida a controles sanitarios incluso más estrictos y frecuentes que la embotellada, cumpliendo con todos los estándares de seguridad establecidos por la Unión Europea. Esta realidad contradice la percepción generalizada y plantea interrogantes sobre los hábitos de consumo que hemos adoptado casi sin cuestionamiento.
3EL FACTOR PRECIO: EL COSTE REAL DETRÁS DE CADA SORBO

La diferencia económica entre ambas opciones resulta abrumadora cuando se analizan los números con detalle. El precio medio del agua embotellada en España oscila entre 0,20 y 0,60 euros por litro, dependiendo de la marca y formato, lo que supone un coste hasta 500 veces superior al del agua del grifo. Para una familia media de cuatro miembros, esto puede traducirse en un gasto anual de entre 300 y 800 euros solo en agua envasada.
El agua corriente tiene un coste aproximado de 0,001 euros por litro, incluyendo todos los procesos de potabilización, distribución y control de calidad. Esta enorme disparidad económica no se corresponde con diferencias proporcionales en calidad o beneficios para la salud, convirtiendo el consumo habitual de agua embotellada en uno de los gastos menos justificados desde una perspectiva racional. El factor precio adquiere especial relevancia en el actual contexto económico, donde muchas familias podrían redireccionar este gasto hacia necesidades más apremiantes o inversiones con mayor retorno en términos de bienestar.