Granada es sinónimo de historia, arte y paisajes que dejan sin aliento. Desde la majestuosa Alhambra hasta las callejuelas del Albaicín, la provincia ofrece al visitante un sinfín de rincones con alma. Pero más allá de la capital, a poco más de una hora en coche, se esconde una villa que parece sacada de una postal: Montefrío. Este pueblo, encaramado sobre un promontorio rocoso y coronado por una antigua iglesia-fortaleza, es uno de esos lugares que invitan a detenerse, mirar alrededor y dejarse sorprender.
Montefrío ha sido reconocido a nivel internacional por la prestigiosa revista National Geographic, que lo incluyó entre los pueblos con mejores vistas del mundo. Y no es para menos. Quien contempla Montefrío desde el mirador de Los Pinos se enfrenta a un cuadro vivo, donde las casas blancas se desparraman por la ladera, la iglesia de la Villa vigila desde las alturas y los campos de olivos se extienden hasta el horizonte. Granada cuenta con muchos pueblos con encanto, pero pocos tan completos y fascinantes como Montefrío.
2En Montefrío encontrarás sabores que conquistarán tu paladar

Uno de los grandes placeres de visitar Montefrío es, sin duda, su gastronomía. En sus restaurantes y bares, se pueden degustar platos que beben de la tradición granadina, como el remojón, las migas o el choto al ajillo. Y por supuesto, no falta el aceite de oliva virgen extra, producto estrella de la zona. Granada no solo ofrece paisajes que enamoran, sino también sabores que conquistan al visitante desde el primer bocado.
Las festividades de Montefrío también reflejan ese carácter auténtico de la provincia. Desde las celebraciones religiosas hasta las ferias populares, cada evento es una oportunidad para sumergirse en la vida local, con música, danza y gastronomía como protagonistas. Granada tiene la capacidad de emocionar con su cultura, y Montefrío es una muestra viva de cómo lo tradicional y lo cotidiano pueden convertirse en una experiencia inolvidable.