El pisto manchego es uno de esos platos que resumen a la perfección el espíritu de la cocina tradicional española. Es un plato sencillo en sus ingredientes, pero profundo en sabor y cargado de historia. Originario de Castilla-La Mancha, este guiso de hortalizas se ha mantenido casi inalterado generación tras generación, sirviendo tanto de plato principal como de acompañamiento para carnes o huevos. Con sus colores vivos y su aroma inconfundible, el pisto manchego es, además, un homenaje directo al trabajo paciente de la huerta.
Quien haya probado un buen pisto manchego sabe que no hay nada como una sartén humeante cargada de tomate, calabacín, cebolla, pimiento y aceite de oliva virgen extra. Este plato, humilde en apariencia pero sabio en preparación, encuentra en cada casa un matiz distinto, aunque hay una base que se mantiene constante. Y es que el verdadero secreto del pisto manchego no está en reinventar la receta, sino en respetarla, cocinando sin prisa y con el mimo que merece cada ingrediente.
1Ingredientes para un espectacular pisto manchego

Para preparar un auténtico pisto manchego, lo primero que se necesita es una selección de productos frescos de temporada. Los tomates maduros, calabacines firmes, pimientos rojos y verdes, cebolla dulce y un buen chorro de aceite de oliva virgen extra son imprescindibles. Aunque hay quien añade ajo o incluso berenjena, la versión más tradicional prescinde de ingredientes superfluos y apuesta por la sencillez. Todo debe estar en su punto justo de maduración, especialmente el tomate, que será la base del sofrito.
El pisto manchego no admite atajos, así que las verduras deben ser cortadas a mano, en trozos pequeños y regulares, para garantizar una cocción uniforme. Esta receta exige paciencia, porque cada ingrediente se cocina por separado antes de juntarlos al final. De ese modo, se preserva el sabor individual de cada hortaliza, sin que una predomine sobre las demás. Aquí no hay lugar para conservas ni productos procesados; el pisto manchego se hace con lo que la tierra ofrece, y eso se nota en cada cucharada.