Montoya se ha convertido en uno de los concursantes más intensos y emotivos de esta edición de ‘Supervivientes’, y ahora ha vuelto a protagonizar un momento de máxima tensión en los Cayos Cochinos. El de Utrera, visiblemente afectado, rompió a llorar tras sentirse incomprendido y apartado por sus compañeros. Todo comenzó con una polémica sobre el reparto del pescado, cuando Montoya mostró su indignación porque Terelu Campos, según él, había recibido una ración más pequeña que el resto. Pese a que Borja le aclaró que había sido ella misma quien lo había solicitado, Montoya no se dio por satisfecho.
Esta discusión aparentemente menor fue suficiente para que el concursante se sintiera juzgado, ignorado y dolido, al punto de amenazar, una vez más, con abandonar el concurso. “Mis opiniones van al retrete”, dijo, entre lágrimas, visiblemente frustrado porque, según él, nadie quiso darle la razón. Montoya terminó apartándose del grupo, asegurando que no piensa “recoger cable” y que se marchará si hace falta, dejando claro que para él, mostrar sus emociones es parte de su forma de vivir.
1El detonante del llanto de Montoya
Lo que parecía un gesto de empatía hacia Terelu Campos se convirtió en una tormenta emocional para Montoya. El simple hecho de que ella recibiera una porción distinta de comida activó en él una oleada de sentimientos de incomprensión y exclusión. En su lógica, estaba defendiendo la igualdad entre concursantes, pero cuando nadie apoyó su postura, su decepción fue absoluta. El hecho de que Borja intentara razonar con él no calmó los ánimos, sino que avivó aún más el conflicto.
Montoya no pudo evitar sentirse solo, pues a pesar de que su intención inicial no era generar una nueva bronca, la falta de respaldo le llevó a una reacción desmedida. Lo que podría haber sido una conversación puntual terminó con el andaluz llorando y cuestionando si su permanencia en el concurso tenía sentido. “No se interesa nadie por mí”, llegó a decir, dando a entender que su sensibilidad no está siendo comprendida por el grupo.
