El panorama educativo y laboral en España, y en particular en nuestra querida comunidad autónoma, experimenta una transformación que, si bien se venía gestando en silencio, ahora emerge con una claridad contundente, redefiniendo las expectativas de miles de jóvenes y sus familias. Aquella visión tradicional donde el prestigio de ciertas carreras universitarias era sinónimo de éxito profesional ha comenzado a tambalearse, mostrando una realidad muy distinta en el entramado productivo de Galicia, donde lo inesperado se erige como la nueva norma. Es un momento crucial para reflexionar sobre la pertinencia de las sendas formativas que elegimos, pues el mercado, caprichoso y volátil, parece dictar sus propias reglas, ajeno a los viejos paradigmas que durante décadas guiaron las decisiones académicas.
Esta mutación no es un capricho pasajero, sino el reflejo de una adaptación necesaria ante las demandas de un mercado laboral que se digitaliza, se globaliza y se vuelve cada vez más práctico y menos teórico en su búsqueda de talento. La sorpresa, para muchos, radica en descubrir que determinadas titulaciones, históricamente consideradas la cúspide de la empleabilidad y la estabilidad, han sido superadas en volumen de ofertas por otras que, hasta hace poco, ocupaban un escalón secundario en la pirámide de las aspiraciones universitarias. Se abre así un debate fundamental sobre el valor real de la formación académica en la España contemporánea, invitando a una reevaluación profunda de lo que significa prepararse para el futuro profesional.
4DESAFÍOS ESTRUCTURALES: ¿POR QUÉ LA UNIVERSIDAD PIERDE TERRENO EN GALICIA?

La aparente pérdida de peso de la formación universitaria en Galicia, que se manifiesta en una reducción significativa del porcentaje de ofertas de empleo que la exigen, no es un mero capricho estadístico, sino el síntoma de desafíos estructurales profundos en el sistema educativo y laboral español. Uno de los factores más relevantes es el desajuste entre la oferta académica y las demandas reales del mercado, lo que provoca que muchos titulados universitarios, a pesar de su alta cualificación, se encuentren trabajando en puestos que no requieren su nivel de estudios, un fenómeno conocido como sobrecualificación y que lastra la productividad y la satisfacción profesional en Galicia y en el resto del país. La falta de alineación entre lo que se enseña en las aulas y lo que el tejido empresarial necesita es una asignatura pendiente que urge abordar.
Además, la escasez de profesionales en áreas clave como la tecnología y la ingeniería, sumada a la preferencia creciente por perfiles con una orientación más práctica y con experiencia demostrable, ha inclinado la balanza a favor de la Formación Profesional y otras vías no universitarias. La resaca de la pandemia también ha influido, ya que, superada la fase crítica, la demanda de perfiles en el sector sanitario ha experimentado una normalización, lo que ha impactado en la visibilidad de estas titulaciones en el ranking de ofertas laborales en Galicia. Esta realidad invita a una reflexión profunda sobre la necesidad de reformar los currículos universitarios y de fomentar una mayor colaboración entre la academia y la industria, para asegurar que la formación impartida responda eficazmente a las exigencias del presente y del futuro laboral.