Las empanadas gallegas son, sin duda, una de las joyas de la gastronomía del norte de España. Este manjar, que evoca tradición y sabor, se ha convertido en un imprescindible tanto en las mesas familiares como en celebraciones populares. Ya sea en una romería o en un día de playa, las empanadas gallegas siempre son bienvenidas, con esa masa inconfundible y ese relleno jugoso que despierta los sentidos. Se pueden comer frías o calientes, y acompañadas de un vino blanco o una cerveza fría, se convierten en una auténtica delicia.
El encanto de las empanadas gallegas reside también en su versatilidad. Se preparan con ingredientes que varían según la temporada y la imaginación del cocinero. Las más tradicionales son las de bonito con pimientos, pero también se encuentran de zamburiñas, vieiras, bacalao con pasas, carne, chorizo, mejillones o verduras. Y lo mejor es que todas, absolutamente todas, tienen un sabor que transporta directamente a Galicia, con sus rías, su mar y sus cocinas de leña.
2Preparación y ensamble de una empanada gallega
Primero se debe dejar reposar la masa, y una vez reposada la masa, se divide en dos partes. Se estira la primera y se coloca en una bandeja de horno, previamente enharinada o forrada con papel vegetal. Encima se reparte el relleno de forma uniforme, procurando no llegar a los bordes para poder cerrarla bien después. Luego, se cubre con la segunda parte de la masa, también estirada, y se sellan los bordes con los dedos o con un tenedor. Es muy importante hacer un pequeño agujero en el centro a modo de chimenea para que respire durante la cocción.
Las empanadas gallegas se pintan con huevo batido o con el aceite del sofrito para que tomen ese color dorado tan apetecible. Se hornean a 180 grados durante unos 40-50 minutos, hasta que la masa esté crujiente y dorada. El olor que invade la cocina es, desde luego, uno de los mejores indicadores de que la empanada está lista. Y aunque la tentación es fuerte, conviene esperar unos minutos antes de cortarla para que el relleno se asiente bien.
