viernes, 30 mayo 2025

Madrid guarda un paraíso de montaña, aguas cristalinas y arte monástico, te contamos dónde encontrarlo

Madrid no solo es sinónimo de museos, teatros y asfalto, es mucho más que eso, y la naturaleza de sus alrededores lo demuestra. A menos de dos horas del bullicio de la capital, se esconde un rincón que parece sacado de una postal alpina. Rodeado de montañas, salpicado por arroyos de aguas limpias y con una historia espiritual que remonta siglos atrás, este paraíso natural sorprende a quienes creen que ya lo han visto todo en la Comunidad. Y lo mejor es que no hace falta cruzar media España para encontrar un respiro.

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Lo que muchos madrileños no saben es que Madrid custodia uno de sus secretos mejor guardados en forma de pueblo con alma, vegetación desbordante y tradición arquitectónica: Rascafría. Esta joya serrana combina naturaleza y cultura de una manera única. Pasear por sus alrededores es dejarse llevar por el rumor del agua, el crujir de las hojas y el silencio solemne de sus monumentos históricos. En definitiva, es uno de esos lugares donde el tiempo se detiene sin pedir permiso.

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Aguas cristalinas y baños entre montañas

Fuente: Pexels

Una de las grandes sorpresas que ofrece esta zona de Madrid son sus pozas naturales. El área de Las Presillas, por ejemplo, es uno de los destinos más buscados en verano. Con aguas frías, transparentes y un entorno de praderas y pinares, este conjunto de piscinas naturales permite un baño de película con la silueta del pico Peñalara de fondo. Nada como extender la toalla, quitarse las sandalias y dejarse abrazar por la frescura del agua.

Pero no todo es baño en esta parte de Madrid. Los arroyos y ríos que atraviesan el valle del Lozoya invitan también a largas caminatas por sus márgenes, donde el sonido del agua acompaña cada paso. Incluso en invierno, el paisaje tiene una belleza especial, pues con nieve en las cumbres y niebla entre los árboles, Rascafría muestra su lado más místico. Madrid ofrece así una alternativa diferente al turismo de ciudad, mucho más pausada y conectada con lo esencial.

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