El verano se acerca y con él llega la eterna pregunta que se hacen miles de españoles cada año: ¿cuál es la mejor forma de ponerse en forma? Entre las modalidades de entrenamiento que más furor causan actualmente, el CrossFit se ha consolidado como una de las opciones más populares, pero no es la única que promete resultados espectaculares. Su competidor directo, Hyrox, ha irrumpido en el panorama fitness nacional con una propuesta que combina carrera y ejercicios funcionales de una manera completamente diferente.
La decisión entre estas dos disciplinas no debería tomarse a la ligera, especialmente cuando el objetivo es lucir el mejor físico posible en los meses de calor. Ambas metodologías tienen sus particularidades, beneficios y desafíos únicos que pueden marcar la diferencia entre alcanzar los resultados deseados o frustrarse en el intento. La clave está en entender qué ofrece cada una y cuál se adapta mejor al perfil, objetivos y circunstancias de cada persona.
1QUÉ ES EXACTAMENTE CADA DISCIPLINA Y CÓMO SURGIERON
CrossFit nació en California a principios de los años 2000 como una metodología que combina ejercicios de alta intensidad procedentes del levantamiento de pesas, la gimnasia y el cardio. Su filosofía se basa en movimientos funcionales constantemente variados, ejecutados a alta intensidad, donde cada día presenta un WOD (Workout of the Day) diferente. Esta variabilidad es precisamente lo que mantiene el cuerpo en constante adaptación y evita que el entrenamiento se vuelva monótono o predecible.
Hyrox, por su parte, es mucho más reciente y se presenta como una competición de fitness estandarizada que combina carrera con ocho estaciones de ejercicios funcionales. A diferencia del CrossFit, cada competición sigue exactamente el mismo formato: un kilómetro de carrera seguido de una estación de ejercicios, repitiendo este patrón ocho veces. Los ejercicios incluyen SkiErg, trineo de empuje, trineo de arrastre, burpees con salto, remo, carga de sacos, lunges con balón medicinal y wall balls.