En la incesante búsqueda de un equilibrio vital más satisfactorio, donde trabajar no devore la existencia y el bienestar personal ocupe el lugar que merece, surgen iniciativas que desafían lo establecido y abren nuevas perspectivas. En un rincón del sur de España, concretamente en la pintoresca localidad gaditana de Zahara de la Sierra, un experimento laboral pionero está removiendo los cimientos de la semana laboral tradicional, una iniciativa que, quién sabe, podría servir de inspiración incluso para la querida Asturias. La idea de condensar el esfuerzo para disfrutar de más tiempo libre, sin merma de productividad, es una melodía que suena cada vez con más fuerza en los oídos de trabajadores y empleadores por igual.
La pregunta flota en el aire como una promesa de bienestar: ¿es factible reducir la semana laboral a cuatro días sin menoscabo del servicio público ni de la productividad, e incluso mejorando la felicidad de los empleados? Este pequeño pero audaz municipio andaluz no solo cree que sí, sino que ya ha puesto manos a la obra, convirtiéndose en un faro que ilumina un debate cada vez más presente en la sociedad española, y cuyas conclusiones podrían tener eco en otras regiones como Asturias, siempre atenta a modelos que mejoren la calidad de vida de sus gentes.
5DE CÁDIZ AL PRINCIPADO: ¿PODRÍA LA FÓRMULA ZAHARA FUNCIONAR EN LA IDIOSINCRASIA DE ASTURIAS?

Aunque Zahara de la Sierra es un consistorio pequeño, donde la negociación y la adaptación de los servicios pueden resultar más directas y sencillas, su alcalde defiende con vehemencia que el modelo es perfectamente escalable a ayuntamientos o empresas de mayor tamaño. «Tenemos cubiertos todos los días, ya que algunos descansan los lunes y otros los viernes y, encima, vamos a tener dos tardes de servicio que antes no teníamos«, explica, desmontando posibles argumentos sobre una merma en la atención al público, un aspecto fundamental en cualquier administración, incluida la de Asturias.
El sindicato CSIF, por su parte, ve en la experiencia de Zahara un ejemplo exportable al resto del ámbito laboral, tanto público como privado, y se ha propuesto trasladar el debate sobre la implantación de las 35 horas y la semana de cuatro días a las mesas de negociación de otras administraciones públicas del país. Mientras tanto, el alcalde Galván se muestra satisfecho por haber encendido una mecha de progreso laboral, esperando que esta «conquista» se extienda y, por ahora, conformándose con que sus trabajadores, y quizás algún día los de otros lugares como Asturias, sean «más felices» a partir de esta misma semana.