La Universidad de Málaga ha zanjado una de las grandes dudas veraniegas que, año tras año, provoca debate entre quienes se preparan para exponerse al sol: ¿cuánto tiempo antes de salir de casa debemos aplicarnos el protector solar? Durante décadas, la creencia generalizada apuntaba a que había que aplicarlo al menos treinta minutos antes de la exposición solar para que fuese eficaz. Sin embargo, un grupo de investigadores de la UMA ha demostrado, con rigor científico, que esa espera es innecesaria. La crema comienza a proteger desde los primeros minutos tras su aplicación.
Esta revelación, que puede parecer menor, supone un cambio sustancial en los hábitos de fotoprotección. La investigación, liderada por el catedrático Enrique Herrera y los profesores María Victoria de Gálvez y José Aguilera, pone de relieve la importancia de confiar en estudios contrastados, especialmente en un país como España, donde la incidencia de patologías derivadas de la exposición solar es alta. La Universidad de Málaga ha conseguido que la comunidad científica internacional ponga los ojos en sus laboratorios, especialmente tras la publicación de sus hallazgos en la Revista de la Academia Europea de Dermatología.
2Las zonas olvidadas que también deben protegerse

Los investigadores de la Universidad de Málaga insisten en que hay áreas del cuerpo que solemos olvidar a la hora de aplicar el protector solar. No se trata solo del rostro, sino también del cuello, el escote, el dorso de las manos, las orejas, y los párpados también necesitan protección. La piel en estas zonas es especialmente sensible y, al no recibir el mismo cuidado, tiende a envejecer más rápido o presentar manchas. El uso de gafas con filtro UV, por ejemplo, ayuda a proteger los párpados, aunque no sustituye la aplicación directa del fotoprotector.
Los labios, por su parte, son una de las partes más expuestas y desprotegidas. Según el estudio respaldado por la Universidad de Málaga, nunca deben estar al sol sin protección específica. Su piel es muy fina, sin glándulas sebáceas, lo que los hace especialmente vulnerables a la deshidratación, grietas y descamación. Proteger esta zona con productos adecuados puede evitar problemas estéticos y también complicaciones más graves si se produce una lesión solar repetida.