La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) ha encendido las alarmas con una recomendación que podría suponer un cambio profundo en la manera en la que se prescriben los antibióticos en España. Tras una revisión exhaustiva de la eficacia y los riesgos de la azitromicina, el organismo europeo plantea restringir significativamente su uso. Esta decisión se enmarca dentro de una estrategia más amplia para frenar el preocupante avance de las resistencias bacterianas.
Conocida por muchos como “el antibiótico de las tres pastillas”, la azitromicina ha sido durante años una opción recurrente para tratar infecciones de todo tipo, desde problemas respiratorios hasta cuadros relacionados con enfermedades de transmisión sexual. Sin embargo, los expertos del Comité de Medicamentos de Uso Humano (CHMP), dependiente de la Agencia Europea de Medicamentos, han detectado un uso excesivo e inadecuado que está acelerando la pérdida de eficacia de este fármaco. Las nuevas directrices suponen un antes y un después en la lucha contra uno de los desafíos sanitarios más serios del siglo XXI.
2Indicaciones que se mantienen, pero bajo condiciones

A pesar del recorte en algunas aplicaciones, la Agencia Europea de Medicamentos ha decidido mantener ciertas indicaciones clave para la azitromicina, aunque con importantes matices. Así, podrá seguir utilizándose en infecciones respiratorias como la bronquitis crónica agudizada o la neumonía adquirida en la comunidad, siempre que se sigan estrictamente las nuevas recomendaciones de dosis y duración del tratamiento. También se preserva su uso en casos de clamidia, infecciones ginecológicas como la enfermedad inflamatoria pélvica y en pacientes con VIH con determinados cuadros infecciosos.
Sin embargo, estas autorizaciones van acompañadas de advertencias muy claras. La EMA introducirá una nueva mención en la ficha técnica del medicamento alertando sobre el riesgo de resistencias bacterianas, especialmente debido a la prolongada presencia del antibiótico en el organismo tras finalizar el tratamiento. Este aspecto es clave, ya que la persistencia del principio activo puede favorecer la aparición de cepas resistentes incluso días después de haber tomado la última dosis.