La capital española se prepara para acoger el Gran Premio de Fórmula 1 en Valdebebas a partir de 2026, un evento calificado por el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid como un «escaparate al mundo». Sin embargo, el entusiasmo institucional choca con la creciente oposición vecinal, encabezada por la recién formada plataforma STOP F-1, que agrupa a diversos colectivos del distrito de Hortaleza, el más afectado por el megaproyecto.
Fuentes cercanas a STOP F-1 señalan que, más allá de las consideraciones económicas, la principal preocupación es el impacto acústico en zonas donde los edificios residenciales se encuentran a menos de 100 metros del trazado. Un informe ambiental, que exigía la suspensión de la ordenanza municipal para la celebración de la carrera –práctica habitual en otros eventos, pero inédita en esta magnitud–, ha generado inquietud entre los residentes.
La falta de información a los vecinos sobre el trazado propuesto hasta el verano pasado es otro de los puntos calientes. Según la normativa, el vecindario debería haber sido informado previamente al estudio de impacto ambiental, algo que no ocurrió y que ha llevado a Más Madrid a denunciar la situación ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM).
Además, la construcción del circuito ha requerido una modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), ya que los terrenos estaban inicialmente calificados para la ampliación de IFEMA, no para espectáculos deportivos. El plan especial que valida este cambio y el estudio de impacto ambiental del circuito fueron publicados simultáneamente en agosto del año pasado, lo que ha levantado sospechas sobre la transparencia del proceso.

La movilidad es otro frente de batalla. Aunque se ha prometido un plan de movilidad en la fase de proyecto, el actual solo contempla los días de la carrera. No obstante, se prevén cortes de viales durante días antes y después del evento, lo que implicará el bloqueo de accesos al barrio y un «empantanamiento» de hasta cinco meses debido a los plazos de montaje (1,5 meses) y desmontaje (3 meses) de la infraestructura no fija, cuya duración prolongada genera interrogantes.
La preocupación por el impacto ambiental se extiende a la vegetación. Se estima que 700 árboles serán talados, y aunque se ha prometido el trasplante de más de 500, la viabilidad de esta medida es cuestionada por los colectivos. A esto se suma la reciente declaración del delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, sobre la posibilidad de que el circuito sea utilizado para otras pruebas deportivas, lo que aumentaría la afectación.
FINANCIACIÓN OPACA Y PREOCUPACIÓN POR CONTAMINACIÓN Y ESPECULACIÓN INMOBILIARIA
La financiación del proyecto también está bajo escrutinio. A pesar de que las autoridades aseguran que el dinero no es público, hasta ahora, los gastos han recaído en IFEMA, un consorcio público. La ausencia de patrocinadores dispuestos a «arriesgarse» genera dudas sobre la sostenibilidad económica del evento.
En cuanto al ruido, los planos presentados no abarcan toda la zona de impacto, y no se ha realizado un estudio de vibraciones, algo que, si bien no es habitual en vehículos a motor, preocupa a los vecinos por el potencial daño a los cristales de los edificios más cercanos. La contaminación atmosférica es una inquietud latente: las emisiones de gases y microplásticos por el desgaste de neumáticos, sumadas al incremento de vehículos de proveedores, público y asistentes, son consideradas un riesgo para la salud pública.
La llegada de la F1 también ha despertado el fantasma de la especulación inmobiliaria. Se han construido torres de apartahoteles, superando la altura máxima permitida en la zona, ubicadas estratégicamente frente a una de las curvas del circuito. Un hotel en construcción frente a la ciudad deportiva del Real Madrid está vendiendo habitaciones de 20m² por 200.000€, lo que evidencia el potencial impacto en los precios de la vivienda.

EL ALCALDE RESPETA A LOS QUE NO QUIEREN LA F-1
Por su parte, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha mostrado «respeto» por la oposición vecinal, pero ha defendido el Gran Premio como un «evento sin parangón que trasciende la dimensión internacional. Desde la piscina municipal de la calle Mistral en Barajas, el regidor aplaudió el hecho de que Madrid sea una de las pocas ciudades en el mundo con un Gran Premio de F1 y la única gran capital europea en albergarlo.
Almeida se ha comprometido a que la carrera sea «perfectamente compatible con el descanso y el bienestar de los vecinos», buscando «mejorar y mantener las condiciones de bienestar y calidad de vida» de la ciudad. Sin embargo, la Plataforma STOP F-1 Madrid ha anunciado que presentará recursos jurídicos y movilizaciones en contra del circuito, dejando claro que la batalla por el Gran Premio de Madrid apenas comienza. Parece que al Ayuntamiento le ha salido otra china en el zapato y la sociedad civil comienza a defender sus derechos ante cualquier institución, el ejemplo de Ruido Bernabéu ha cundido.