La comodidad se ha convertido en una moneda de cambio tan valorada como el propio euro en la era digital, y en ese contexto, herramientas como el popular sistema de pagos instantáneos han revolucionado nuestras transacciones cotidianas. Lo que comenzó como una forma ágil de saldar pequeñas deudas entre amigos o familiares, Bizum, ha escalado posiciones hasta convertirse en un método de cobro habitual para muchos profesionales por cuenta propia, planteando nuevas dinámicas y, cómo no, nuevas formas de escrutinio por parte de la Agencia Tributaria. El autónomo español, siempre en el alambre de la burocracia y las obligaciones fiscales, se encuentra ahora ante la tesitura de integrar esta herramienta en su facturación de manera correcta, porque la línea entre un simple envío de dinero y un ingreso profesional sujeto a IVA e IRPF es más fina de lo que parece y Hacienda tiene la lupa bien puesta.
La facilidad con la que se mueve el dinero a través de estas plataformas es directamente proporcional a la facilidad con la que la información puede llegar a manos de quien no debe, o mejor dicho, de quien debe velar por el cumplimiento de las normativas fiscales. No se trata de demonizar una herramienta que, sin duda, ha simplificado la vida a millones de usuarios y ha agilizado los cobros para muchos pequeños negocios, pero sí de poner sobre la mesa las implicaciones que su uso profesional conlleva. La cuestión no es si Hacienda vigila Bizum, sino cómo lo hace y qué pueden hacer los autónomos para que este aliado tecnológico no se transforme en una fuente de problemas con el fisco, especialmente cuando los ingresos son recurrentes y claramente vinculados a una actividad económica.
4DIFERENCIANDO EL USO PERSONAL DEL PROFESIONAL: CLAVES PARA NO CRUZAR LA LÍNEA ROJA CON BIZUM

Es crucial que los autónomos sepan distinguir claramente cuándo por Bizum es un ingreso profesional y cuándo se trata de una transacción personal ajena a su actividad económica. Mientras que compartir gastos con amigos o recibir un regalo de un familiar a través de esta plataforma no tiene implicaciones fiscales, cobrar de forma recurrente a clientes por servicios prestados o productos vendidos, por pequeña que sea la cantidad, sí lo es, y debe ser tratado como tal. Mantener cuentas bancarias separadas para la actividad profesional y para los gastos personales puede ayudar enormemente a clarificar esta distinción y a facilitar la gestión ante una eventual revisión por parte de Hacienda.
La Agencia Tributaria se fija especialmente en la recurrencia y en la vinculación de los pagos con una actividad económica declarada. Si un autónomo recibe múltiples Bizum de diferentes personas que pueden ser identificadas como clientes, es evidente que se trata de ingresos profesionales. Intentar camuflarlos como movimientos personales es una táctica que raramente funciona, ya que los sistemas de control fiscal están diseñados para detectar patrones anómalos y cruzar información de diversas fuentes. Por tanto, la honestidad y la correcta calificación de cada ingreso son fundamentales para evitar malentendidos y posibles sanciones que enturbien la relación con el fisco.