La revolución digital trajo consigo nuevas formas de entender el dinero, el valor y las transacciones, transformando radicalmente los mercados financieros y la economía global. En este nuevo paradigma, activos como las criptomonedas emergieron como protagonistas inesperados, pasando de ser una curiosidad tecnológica a vehículos de inversión y especulación que han capturado la atención de millones en todo el mundo. Su naturaleza descentralizada y su operativa fuera de los cauces tradicionales les confirió durante un tiempo una percepción de anonimato o de estar al margen de la vigilancia fiscal, una idea que la realidad normativa ha desmentido con contundencia.
Hacienda, como organismo encargado de velar por el cumplimiento de las obligaciones tributarias, no tardó en poner el foco en este creciente universo de activos digitales. La proliferación de operaciones con divisas virtuales, el incremento de su valor y el volumen de capital que mueven hicieron inevitable que el fisco español, siguiendo la estela de otras administraciones europeas, actuara para regular su tratamiento. La última reforma fiscal supuso un paso decisivo en esta dirección, estableciendo mecanismos más robustos para identificar a los tenedores y operadores, así como para asegurar que las ganancias generadas en este ámbito tributen como corresponde. Es un movimiento que afecta a cualquiera que haya realizado alguna operación, por pequeña que sea, y que obliga a revisar bien qué se hizo y cuándo para evitar sorpresas desagradables al declarar.
5CONSECUENCIAS DE NO INFORMAR O HACERLO MAL: LA VIGILANCIA DE HACIENDA SE INTENSIFICA

Ignorar las nuevas obligaciones fiscales relacionadas con las criptomonedas o cometer errores al cumplir con ellas puede tener consecuencias significativas, que van desde sanciones económicas hasta inspecciones más profundas por parte de la Agencia Tributaria. Hacienda dispone cada vez de más herramientas y fuentes de información para detectar el incumplimiento, incluyendo los datos proporcionados por las propias plataformas de intercambio (tanto españolas como, progresivamente, extranjeras gracias a acuerdos internacionales), los cruces de información con otros países y el análisis de la actividad en blockchain (aunque esta última es compleja y requiere herramientas especializadas).
El riesgo ya no es teórico; la Agencia Tributaria está enviando avisos a contribuyentes cuya actividad con criptomonedas ha detectado, instándoles a regularizar su situación antes de iniciar procedimientos sancionadores. Las multas por no declarar las ganancias pueden ser un porcentaje significativo de las cantidades no declaradas, además de los intereses de demora. En el caso del Modelo 721, las sanciones por no declarar o declarar fuera de plazo son especialmente duras, diseñadas para disuadir activamente la ocultación de patrimonio digital en el extranjero. La recomendación para cualquier persona que haya operado con criptomonedas es revisar a fondo su situación fiscal y, si tiene dudas, buscar asesoramiento profesional para asegurar el correcto cumplimiento de todas las obligaciones. La época de la opacidad fiscal de las criptomonedas ha llegado a su fin.