jueves, 5 junio 2025

Por qué circular con el depósito en reserva puede acabar en sanción según la DGT

Apurar el depósito de combustible hasta límites insospechados es una costumbre más extendida de lo que parece entre los conductores españoles, ya sea por despiste, por intentar encontrar una gasolinera más barata o, simplemente, por una confianza excesiva en esos últimos kilómetros que marca el ordenador de a bordo. Sin embargo, esta práctica aparentemente inocua puede transformarse en un verdadero quebradero de cabeza, especialmente si nos atenemos a las directrices y posibles interpretaciones de la DGT en situaciones límite. Lo que muchos ignoran es que, si bien no existe una multa explícita por conducir con la aguja del combustible tiritando en la zona roja, las consecuencias de quedarse tirado en la carretera sí pueden acarrear sanciones económicas importantes, sobre todo si se compromete la seguridad vial.

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La cuestión no es baladí, pues una detención imprevista, especialmente en vías rápidas como autopistas o autovías, genera un riesgo considerable tanto para el vehículo inmovilizado como para el resto de usuarios de la vía. Imaginen la escena: un coche detenido en el arcén, o peor aún, invadiendo parte de un carril, en un tramo de alta velocidad y con visibilidad reducida. Este escenario es precisamente el que se busca evitar con la normativa vigente, y es aquí donde entra en juego la interpretación de la responsabilidad del conductor por no haber previsto una contingencia tan evitable como es la falta de carburante. El susto, la incomodidad y el peligro son motivos más que suficientes para replantearse esa peligrosa costumbre de flirtear con la reserva.

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SANCIONES EN CADENA: CUANDO LA FALTA DE GASOLINA SALE MUY CARA

Fuente: Freepik

La broma de apurar el depósito puede terminar costando una suma considerable si la situación deriva en una infracción. Una parada antirreglamentaria por quedarse sin combustible en un lugar no habilitado puede suponer una multa de hasta 200 euros, según lo estipulado. Pero la cosa no termina ahí, ya que si los agentes consideran que se ha puesto en peligro la seguridad del resto de usuarios, la sanción podría incrementarse o incluso catalogarse de forma diferente, atendiendo a la gravedad de la situación creada, lo que subraya la seriedad con la que la DGT trata estos incidentes.

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A esta posible multa se pueden sumar otros costes indirectos. Por ejemplo, si es necesario que una grúa retire el vehículo, el conductor deberá asumir ese gasto. Además, si la inmovilización del coche requiere la intervención de los agentes para señalizar la zona o regular el tráfico, la situación podría interpretarse como una conducción negligente que afecta a la fluidez y seguridad de la vía, lo que podría acarrear sanciones adicionales o agravar las existentes. No es raro que la DGT recuerde que la responsabilidad al volante incluye el mantenimiento y la previsión sobre el estado del vehículo.

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