La circulación sanguínea cumple un papel esencial en nuestro bienestar diario, y más aún durante la noche, cuando el cuerpo se prepara para descansar y reparar tejidos. Dormir bien no sólo depende de cuántas horas pasamos en la cama, sino de cómo llegamos a ese momento. En ese proceso, el estado de nuestra circulación sanguínea puede marcar la diferencia entre un sueño profundo y reparador o una noche de vueltas e insomnio. En este contexto, un sencillo estiramiento nocturno está empezando a ganar protagonismo entre quienes buscan una rutina efectiva para desconectar cuerpo y mente al final del día.
No se trata de una técnica nueva ni de una postura complicada, sino de un movimiento suave y consciente que favorece el retorno venoso, relaja los músculos y prepara el sistema nervioso para entrar en modo reposo. Quienes lo practican con regularidad aseguran que no solo duermen mejor, sino que han notado mejoras en piernas cansadas, hinchazón y tensión acumulada. La clave está en la combinación de movimiento lento, respiración profunda y constancia. Y todo, sin necesidad de aparatos ni rutinas complejas, basta con cinco minutos antes de acostarse.
2¿En qué consiste el estiramiento nocturno?

Este estiramiento, recomendado por fisioterapeutas y expertos en yoga suave, consiste en tumbarse en el suelo o sobre la cama, con las piernas apoyadas contra la pared formando un ángulo de 90 grados. Esta postura, conocida como “piernas en alto” o Viparita Karani en yoga, permite que la circulación sanguínea fluya con más facilidad desde los pies hacia el torso y la cabeza, aliviando la presión en las venas y reduciendo la inflamación.
Se recomienda mantener esta postura entre cinco y diez minutos, respirando profundamente y sin forzar el cuello ni la espalda. A medida que el cuerpo se acostumbra, se puede complementar con movimientos suaves de tobillos o una ligera apertura de piernas para activar aún más el retorno venoso. Lo importante es hacerlo en silencio, sin distracciones, y permitir que la mente entre en un estado de quietud. Muchos aseguran que, tras varias noches practicándolo, no solo mejora la circulación sanguínea, sino que se convierte en un ritual placentero que el cuerpo empieza a pedir de forma natural.