Hay pocas cosas que ilusionen tanto como la búsqueda del alojamiento perfecto para esos días libres que tanto anhelamos, un rincón idílico donde desconectar del mundanal ruido. El auge imparable de las plataformas online ha democratizado el acceso a un sinfín de opciones, desde apartamentos en primera línea de playa hasta casas rurales escondidas, facilitando la planificación de nuestras vacaciones soñadas con apenas unos clics, pero con esta comodidad ha crecido también la sombra de los timos que acechan al incauto. La posibilidad de alquilar directamente al propietario o gestionar todo online es atractiva, aunque esa misma facilidad es el caldo de cultivo ideal para los delincuentes que publican anuncios falsos, prometiendo propiedades inexistentes o condiciones que jamás se cumplirán, dejando al viajero con una reserva fantasma y el bolsillo más ligero, y las ganas de desconectar hechas añicos en un instante.
No se trata solo de la pérdida económica, que ya es un varapalo considerable y un disgusto mayúsculo, sino del mazazo emocional que supone descubrir, a pocos días de viajar o incluso al llegar al destino, que el lugar que reservaste no existe, que es una dirección inventada o que simplemente no se corresponde en absoluto con lo anunciado en esas fotos tan bonitas que te convencieron. Estos engaños son cada vez más elaborados y sofisticados, con fotos robadas de otros anuncios legítimos o incluso de bancos de imágenes, descripciones atractivas y una supuesta disponibilidad perfecta que encaja con cualquier fecha que propongas, haciendo que la diferencia entre una oferta real y una estafa sea, a simple vista y para el ojo menos avezado o para aquel que se deja llevar por la emoción de encontrar una aparente ganga, casi imperceptible, camuflada en la inmensidad de ofertas online. Estar al tanto de las señales de alerta más sutiles y saber cómo verificar la autenticidad de lo que nos ofrecen, así como a quién se lo compramos, es la mejor y casi única defensa contra estos desalmados que buscan aprovecharse de la ilusión ajena de unas merecidas vacaciones, convirtiendo el sueño en una pesadilla.
3EL PERFIL FANTASMA Y LAS OPINIONES INVENTADAS: ANALIZANDO AL ANUNCIANTE

El estudio del perfil del anunciante en la plataforma de alquileres online es un paso crítico que no debes saltarte, por muy tentadora que sea la oferta, ya que la información disponible sobre la persona o empresa que publica el anuncio puede desenmascarar un timo casi de inmediato si sabes qué buscar y a qué prestar atención. Los estafadores suelen utilizar perfiles recién creados, con poca o ninguna información verificada (teléfono, correo electrónico, identidad) y sin historial de actividad previo en la plataforma, o con un historial mínimo y sospechosamente «perfecto», ya que operan de forma efímera, abriendo cuentas nuevas constantemente para reemplazar las que les cierran por denuncias de otros usuarios engañados, un ciclo constante de creación y eliminación de perfiles para seguir timando a aquellos que buscan despreocuparse en sus vacaciones. Un perfil sólido, con años de antigüedad, verificaciones completas y un historial extenso de propiedades gestionadas o anuncios publicados, ofrece una capa inicial de confianza.
Las opiniones y reseñas de otros usuarios son, en teoría, una herramienta valiosísima para evaluar la fiabilidad de un anuncio y de un anfitrión, pero los estafadores han aprendido a manipular este sistema a su favor. Desconfía de anuncios con una cantidad sospechosamente baja de reseñas a pesar de llevar tiempo publicados, o, por el contrario, de aquellos que de repente acumulan una gran cantidad de opiniones muy positivas y genéricas en un corto periodo de tiempo, especialmente si las reseñas suenan artificiales, repetitivas en su formulación o carecen de detalles concretos sobre la estancia que demuestren que provienen de inquilinos reales que disfrutaron de sus vacaciones allí. Una estrategia habitual de los timadores es pedir a cómplices que publiquen reseñas falsas para crear una apariencia de popularidad y satisfacción, o incluso copiar y pegar opiniones legítimas de otras propiedades, intentando construir una reputación ficticia que convenza a las futuras víctimas desprevenidas.