A medida que se acerca el próximo congreso del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo se enfrenta a una serie de retos internos y externos que podrían empañar su liderazgo. Aunque ha logrado estabilizar la formación y devolverle opciones de gobierno, varios territorios bajo su bandera presentan debilidades estratégicas que, de no gestionarse adecuadamente, podrían erosionar la imagen de regeneración que intenta proyectar.
VALENCIA
Casos como Gürtel, Brugal o Taula siguen muy presentes en la memoria colectiva de la Comunidad Valenciana. Los intentaba hacer olvidar el presidente Carlos Mazón, carbonizado por su nefasta gestión de la dana y por su catarata de mentiras. Su gestión de la reciente dana evidenció falta de coordinación y liderazgo, con respuestas tardías y una presencia institucional más preocupada por la imagen que por la eficacia.
Además, su dependencia del apoyo de Vox para gobernar ha obligado al PP valenciano a asumir medidas que tensan la línea ideológica del partido y lo alejan del centro, como el cuestionamiento de políticas de igualdad o medioambientales.
En lugar de consolidarse como un referente de gestión moderna y eficiente, Mazón corre el riesgo de quedar atrapado entre el continuismo y la complacencia, sin aportar una visión de futuro clara para la Comunidad Valenciana. Su liderazgo, más cómodo en el despacho que en la calle, dista mucho del dinamismo que la región necesita.
OURENSE
En Galicia, el feudo natural de Feijóo, también hay grietas. El apoyo implícito al alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, un político polémico y cuestionado por su gestión y estilo, ha generado incomodidad en sectores del partido.
El ‘compadreo’ con Jácome ha abierto un flanco que puede debilitar el mensaje de regeneración ética que defiende el líder popular.
MELILLA, BADALONA Y MARBELLA
Aunque el caso fue archivado, el vídeo en el que aparecía el hijo del presidente de la ciudad, Juan José Imbroda, presuntamente comprando votos, ha dejado una mancha difícil de borrar. La sensación de prácticas clientelares o falta de limpieza electoral genera suspicacias y puede ser instrumentalizada por adversarios políticos.
En Badalona, el alcalde Xavier García Albiol ha endurecido su discurso en materia de inmigración y seguridad, adoptando un tono cercano al de Vox. Aunque esto le ha proporcionado respaldo en las urnas a nivel local, choca con la imagen de partido centrista y moderado que Feijóo intenta imponer a nivel nacional. La estrategia de Albiol podría ser vista como un riesgo de derechización en una etapa donde el PP aspira a atraer al votante de centro.
En Marbella, la alcaldesa Ángeles Muñoz también ha sido motivo de controversia por su elevado patrimonio y por vínculos familiares cuestionables. Su falta de explicaciones públicas y su ostentación han sido criticadas tanto por la oposición como por sectores internos, alimentando sospechas sobre el tipo de modelo que el PP permite o tolera en ciertas plazas.
MADRID
La Comunidad de Madrid es desde hace tres décadas uno de los principales bastiones del PP, pero también una región marcada por una larga estela de escándalos de corrupción. Casos como Gürtel, Púnica o Lezo todavía resuenan, afectando la credibilidad institucional.
Tres expresidentes populares (Esperanza Aguirre, Ignacio González y Cristina Cifuentes) han estado vinculados a investigaciones judiciales y los ecos del pasado todavía salpican al PP madrileño, que se ha visto en problemas por algunos casos que han salpicado al entorno de la presidenta Isabel Díaz Ayuso.
TAREAS PENDIENTES
Aunque Feijóo ha logrado posicionar al PP como la principal alternativa al Gobierno de Pedro Sánchez, estas zonas conflictivas reflejan que el partido sigue arrastrando contradicciones internas y sombras del pasado.
La gestión que se haga de estos casos, tanto en lo ético como en lo político, será clave para reforzar la credibilidad del liderazgo de Feijóo y para consolidar un proyecto limpio.
