El marmitako vasco es una de esas recetas que evocan el alma marinera del norte. Tradicionalmente preparado a bordo de los barcos por los pescadores del Cantábrico, este guiso caliente, humilde y sabroso ha trascendido las cubiertas para convertirse en un plato imprescindible de la cocina vasca. Su nombre proviene de la palabra “marmita”, el recipiente metálico donde se cocinaba, y “ko”, un sufijo vasco que significa “de la marmita”. A día de hoy, sigue siendo sinónimo de hogar, cuchara y tardes de lluvia.
En cada cucharada del auténtico marmitako vasco se percibe el carácter de una tierra que respeta el producto y lo trata con mimo. La clave está en el bonito del norte, protagonista absoluto del plato, acompañado de patatas, cebolla, pimiento, tomate y el inconfundible toque del pimiento choricero. Su elaboración no es complicada, pero como toda receta tradicional, requiere atención, buen género y sobre todo, cariño. No es una receta que se haga con prisas, ya que el marmitako vasco necesita su tiempo para que cada ingrediente suelte lo mejor de sí.
1Ingredientes para un buen marmitako vasco

La elección de ingredientes es fundamental para lograr un marmitako vasco auténtico. Lo primero es el bonito debe ser fresco y de calidad, preferiblemente del norte, capturado en temporada. Las patatas, mejor si son harinosas, ya que sueltan almidón y espesan el caldo de forma natural. En cuanto a las verduras, cebolla blanca, pimiento verde y rojo, y un tomate maduro rallado serán la base perfecta para construir el sofrito.
Un ingrediente esencial y que no debe faltar en el marmitako vasco es la pulpa del pimiento choricero, que aporta un sabor inconfundible y ese color rojizo tan característico. Además, un buen caldo de pescado elevará el resultado final. Ajo, laurel y un buen chorro de aceite de oliva completan la lista. Sal y pimienta al gusto, y si se desea, una pizca de guindilla para darle un ligero toque picante.