sábado, 7 junio 2025

El truco de las aerolíneas ‘low cost’ para cobrarte por el equipaje de mano y cómo evitarlo legalmente

La ilusión de un viaje, la promesa de horizontes nuevos o el simple reencuentro con seres queridos, a menudo comienza con la búsqueda de ese billete que parece un auténtico chollo. Sin embargo, en la maraña de ofertas que nos asaltan a diario, sobre todo de las aerolíneas de bajo coste, se esconde una realidad que muchos descubren a pie de mostrador o, peor aún, en la puerta de embarque: el coste del equipaje de mano. Lo que antaño era un derecho inherente a cualquier billete, ahora se ha convertido en una fuente de ingresos adicional que desvirtúa la aparente ganga inicial, dejando al viajero con la sensación de haber caído en una trampa bien urdida.

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Esta estrategia, perfeccionada hasta el milímetro por las compañías que abanderan el precio mínimo, ha transformado el concepto de volar, obligando al viajero a convertirse en un experto en medidas, pesos y, en ocasiones, en un contorsionista del espacio. La frustración es palpable cuando uno ve cómo un billete de cincuenta euros se dispara al doble o incluso al triple solo por llevar una mochila que, en otra época, pasaría sin problemas. Por ello, desentrañar los entresijos de estas políticas y armarse con el conocimiento necesario para esquivar los recargos inesperados no es ya una opción, sino una auténtica necesidad para cualquier viajero que quiera mantener su bolsillo a salvo y su tranquilidad intacta.

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EL ARTE DEL BULTO INTELIGENTE: DIFERENCIANDO LO GRATIS DE LO CARO

Fuente: Freepik

No todos los equipajes de mano son iguales, y la elección del tipo de bulto es tan crucial como su tamaño para asegurar que cumpla con las normativas gratuitas de las aerolíneas. Una mochila blanda, sin una estructura rígida que impida su flexibilidad, suele ser la mejor opción, ya que permite adaptarse a los medidores de las compañías incluso si supera ligeramente las dimensiones al estar poco llena. Las maletas rígidas, por muy pequeñas que sean, no dejan margen para el error y si no cumplen exactamente con las medidas, no hay manera de forzarlas para que entren en los limitadores, lo que automáticamente las convierte en un bulto sujeto a cargo, aniquilando la promesa de un viaje económico que se buscaba. La clave reside en la maleabilidad y la capacidad de compresión.

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Además de la elección entre blando y rígido, el diseño del bulto es un factor determinante, y hoy en día existen en el mercado mochilas y bolsas específicamente diseñadas para cumplir con las dimensiones del «objeto personal» gratuito de las principales aerolíneas de bajo coste. Estas suelen tener formas optimizadas para aprovechar cada centímetro cúbico permitido, a menudo con compartimentos estratégicos para organizar los enseres de manera eficiente. La idea no es simplemente meter cosas, sino distribuirlas de forma inteligente para que el bulto mantenga su forma compacta y quepa sin esfuerzo en los medidores o bajo el asiento, evitando fricciones innecesarias con el personal de tierra. Dominar el arte de llenar un bulto inteligente es una habilidad que se traduce directamente en ahorro.

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