Seguro que te suena esta historia: tu móvil, ese compañero inseparable que hace unos meses volaba, de repente parece arrastrarse como si llevara una pesada mochila a cuestas. Las aplicaciones tardan una eternidad en abrirse, la batería se esfuma sin previo aviso y la paciencia se agota al mismo ritmo. Antes de culpar a la obsolescencia programada o a un misterioso virus, conviene mirar más cerca, concretamente a esas aplicaciones que instalamos con la mejor intención o por pura curiosidad, y que podrían ser las verdaderas responsables del suplicio.
La realidad es que, en muchas ocasiones, somos nosotros mismos quienes, sin saberlo, saboteamos el rendimiento de nuestro dispositivo. La promesa de optimización, ahorro de energía o entretenimiento ilimitado puede esconder un alto precio en forma de recursos consumidos en segundo plano, publicidad invasiva o, simplemente, una funcionalidad redundante que el propio sistema operativo ya gestiona eficientemente. Identificar y eliminar estas aplicaciones vampiro es el primer paso para devolverle a tu móvil la agilidad perdida y, de paso, recuperar tu tranquilidad.
2EL MITO DEL AHORRO ENERGÉTICO: APPS QUE CONSUMEN MÁS DE LO QUE DAN

Otra categoría de aplicaciones que suele causar más problemas de los que soluciona es la de los supuestos «ahorradores de batería». Prometen extender la autonomía de tu móvil mediante la gestión inteligente de las conexiones, el brillo de la pantalla o el cierre de aplicaciones en segundo plano. Suena bien, ¿verdad? El problema es que, al igual que los limpiadores de RAM, estas herramientas suelen ser muy agresivas e ineficaces, interfiriendo con el funcionamiento normal del dispositivo y, paradójicamente, consumiendo ellas mismas una cantidad considerable de energía para mantenerse activas y realizar sus dudosas optimizaciones.
Muchas de estas aplicaciones de ahorro de batería lo único que hacen es cerrar procesos indiscriminadamente, incluyendo aquellos que son necesarios para recibir notificaciones importantes o para el correcto funcionamiento de otras aplicaciones. Además, para poder ejecutar sus tareas de «optimización», necesitan permisos elevados y un monitoreo constante del sistema, lo que se traduce en un consumo adicional de CPU y batería. En la mayoría de los casos, los propios ajustes de ahorro de energía que incluye de serie tu móvil son mucho más efectivos y están mejor integrados, sin necesidad de instalar software de terceros que a menudo resulta ser un placebo con efectos secundarios indeseados.