Seguro que te suena esta historia: tu móvil, ese compañero inseparable que hace unos meses volaba, de repente parece arrastrarse como si llevara una pesada mochila a cuestas. Las aplicaciones tardan una eternidad en abrirse, la batería se esfuma sin previo aviso y la paciencia se agota al mismo ritmo. Antes de culpar a la obsolescencia programada o a un misterioso virus, conviene mirar más cerca, concretamente a esas aplicaciones que instalamos con la mejor intención o por pura curiosidad, y que podrían ser las verdaderas responsables del suplicio.
La realidad es que, en muchas ocasiones, somos nosotros mismos quienes, sin saberlo, saboteamos el rendimiento de nuestro dispositivo. La promesa de optimización, ahorro de energía o entretenimiento ilimitado puede esconder un alto precio en forma de recursos consumidos en segundo plano, publicidad invasiva o, simplemente, una funcionalidad redundante que el propio sistema operativo ya gestiona eficientemente. Identificar y eliminar estas aplicaciones vampiro es el primer paso para devolverle a tu móvil la agilidad perdida y, de paso, recuperar tu tranquilidad.
4EL SÍNDROME DE DIÓGENES DIGITAL: ACUMULAR APPS QUE PASAN FACTURA

Más allá de categorías específicas, el simple hecho de acumular aplicaciones que apenas utilizamos puede tener un impacto negativo en el rendimiento de nuestro móvil. Muchas de estas aplicaciones olvidadas siguen consumiendo recursos en segundo plano, recibiendo actualizaciones automáticas que ocupan espacio y ancho de banda, o generando notificaciones que contribuyen al ruido digital y a la fragmentación de nuestra atención. Es el equivalente digital al síndrome de Diógenes: guardamos «por si acaso» herramientas que nunca llegamos a necesitar y que acaban entorpeciendo el buen funcionamiento del conjunto.
Es una buena práctica revisar periódicamente la lista de aplicaciones instaladas y desinstalar sin piedad todas aquellas que no hayamos utilizado en los últimos meses. Esto no solo liberará un valioso espacio de almacenamiento en tu móvil, sino que también reducirá la carga de procesos en segundo plano y el consumo de datos, lo que se traducirá en una mejora general de la fluidez y la autonomía. A veces, la solución más efectiva para un dispositivo lento es simplemente hacer una buena limpieza de primavera, independientemente de la estación del año.