El vientre hinchado, esa molesta sensación de pesadez y distensión abdominal que afecta a tantas personas, no tiene por qué ser una condena perpetua con la que simplemente aprender a convivir. Muchas veces, atribuimos esta incomodidad a causas pasajeras o inevitables, sin sospechar que la raíz del problema podría estar agazapada en nuestros hábitos alimentarios más cotidianos y en ingredientes que consumimos sin ser plenamente conscientes de su impacto. La buena noticia es que entender estas conexiones es el primer paso hacia un alivio duradero.
La frustración de ver cómo la ropa aprieta más de la cuenta al final del día, o de sentir esa presión interna independientemente de haber comido mucho o poco, es una experiencia compartida por un porcentaje significativo de la población. Sin embargo, lejos de ser un misterio indescifrable, la ciencia de la nutrición y la fisiología digestiva ofrecen respuestas claras y, lo más importante, soluciones prácticas. Abordar la inflamación, cuidar la flora intestinal y detectar posibles intolerancias son las claves para recuperar el confort y decirle adiós a ese persistente vientre hinchado.
3CUANDO LA COMIDA SE VUELVE UN PROBLEMA: INTOLERANCIAS ALIMENTARIAS AL DESCUBIERTO

En otras ocasiones, el vientre hinchado no es tanto una cuestión de inflamación generalizada o disbiosis, sino una reacción específica a ciertos componentes de los alimentos que el cuerpo no puede procesar adecuadamente. Las intolerancias alimentarias, como la intolerancia a la lactosa, a la fructosa, o la sensibilidad al gluten no celíaca, son mucho más comunes de lo que se piensa y sus síntomas pueden ser muy variados, aunque la distensión abdominal, los gases y el malestar suelen ser protagonistas. Estos problemas digestivos pueden aparecer horas después de la ingesta.
A diferencia de las alergias alimentarias, que involucran una respuesta inmunitaria inmediata y potencialmente grave, las intolerancias suelen tener efectos más retardados y dependientes de la dosis, lo que dificulta su identificación. Muchas personas conviven durante años con un vientre hinchado sin saber que la causa podría ser ese vaso de leche matutino o ciertas frutas, pensando que sus síntomas son «normales» o inevitables. Poner nombre y apellidos a estas sensibilidades es crucial para adaptar la dieta y encontrar alivio.