El WiFi en nuestras casas es una necesidad básica, casi tan vital como el agua corriente o la electricidad, pero a menudo se convierte en una fuente inagotable de frustración. Navegar a paso de tortuga, cortes inesperados en plena videoconferencia o vídeos que se pausan cada dos por tres son pan de cada día para muchos, ¿verdad? Esta lentitud exasperante nos hace cuestionarnos si nuestro router ha llegado al final de su vida útil o si la conexión que nos vende el operador simplemente no es lo que prometía, llevándonos a veces a considerar gastos innecesarios en equipos nuevos sin entender la raíz del problema.
La reacción más común cuando la conexión falla es echarle la culpa al pobre router, ese aparato olvidado en un rincón que nunca tocamos hasta que deja de hacer su trabajo. Pensamos que es viejo, que está estropeado o que necesitamos uno más potente, y aunque a veces es así, muchas otras veces el verdadero problema reside en factores que están bajo nuestro control y que con unos simples ajustes pueden transformar por completo la experiencia de conexión en el hogar. Es hora de dejar de culpar al mensajero y entender qué podemos hacer nosotros mismos para que nuestra red inalámbrica funcione a pleno rendimiento. Prepárense para descubrir ese ‘truco’ que puede cambiarlo todo sin necesidad de gastar un euro extra.
2LA GUERRA DE LAS ONDAS: OPTIMIZANDO CANALES

Profundizando un poco más en la técnica, entender cómo funcionan los canales de nuestra red WiFi es clave para optimizar su rendimiento, sobre todo en entornos urbanos densamente poblados. Los routers domésticos suelen operar en las bandas de 2.4 GHz y 5 GHz, cada una con sus pros y contras. La banda de 2.4 GHz ofrece mayor alcance y atraviesa mejor los obstáculos, pero tiene menos canales y es propensa a la interferencia no solo de otras redes WiFi, sino también de dispositivos como microondas o teléfonos inalámbricos. Si el router de tu vecino y el tuyo están usando el mismo canal en esta banda, literalmente se estorban mutuamente, degradando la calidad de la señal para ambos y traduciéndose en esa desesperante lentitud que todos conocemos.
La clave para mitigar esta interferencia de canales radica en acceder a la configuración de tu router y gestionar este aspecto manualmente, o al menos verificar que la selección automática esté funcionando correctamente. La interfaz de configuración, accesible normalmente escribiendo la dirección IP de la puerta de enlace en tu navegador web, te mostrará las opciones de banda (2.4 y 5 GHz) y los canales disponibles. Aunque la configuración automática es cómoda, no siempre elige el canal menos saturado en tu entorno específico, sobre todo si hay muchas redes WiFi compitiendo en la zona. Existen aplicaciones móviles gratuitas que escanean las redes cercanas y te muestran qué canales están más libres, información valiosísima para hacer una selección manual informada y asegurar que tu señal WiFi tenga el camino más despejado posible para llegar a tus dispositivos.