‘Supervivientes’ no solo se vive en la isla, también se desborda más allá de las cámaras y enciende las redes. Esta vez, el foco mediático no está sobre una prueba de recompensa ni sobre una reconciliación inesperada, sino sobre un enfrentamiento serio con posibles implicaciones legales. En la gala del domingo de ‘Supervivientes 2025: Conexión Honduras’, Escassi lanzó una acusación directa al asegurar que el programa estaba ocultando comportamientos violentos por parte de Montoya hacia su compañera Anita Williams. A la denuncia se sumó Borja, quien afirmó haber presenciado la misma situación.
La presentadora Sandra Barneda frenó en seco la conversación para aclarar que desde la dirección del programa negaban rotundamente cualquier hecho de ese calibre. Según dijo en directo, se había revisado el material y no había “nada que ocultar ni ningún acto violento que sancionar”. Tanto Montoya como Anita reaccionaron visiblemente molestos, asegurando que esas acusaciones eran falsas y que estaban empañando su paso por ‘Supervivientes’. Sin embargo, el daño ya estaba hecho, y el revuelo ha cruzado las fronteras del reality.
1‘Supervivientes’ recibe el contraataque de la familia Montoya

Tras la gala, la familia de Montoya no tardó en pronunciarse. A través de la cuenta oficial del concursante en Instagram, publicaron un comunicado contundente en el que expresaban su “más firme indignación” por lo sucedido. En su mensaje, dirigido tanto a los medios como a la productora del programa y a las cadenas implicadas, piden que se rectifiquen las acusaciones emitidas en directo. Sin mencionar a Escassi ni a Borja, se refieren claramente a ellos al exigir medidas disciplinarias y la “expulsión inmediata” por difundir acusaciones que consideran “infundadas y gravísimas”.
En ese mismo comunicado la familia de Montoya advierte que están valorando “acciones legales pertinentes” contra quienes hayan contribuido a manchar la imagen de Montoya. ‘Supervivientes’, en este sentido, se encuentra en una posición delicada, ya que por un lado, tiene la obligación de proteger la integridad de sus concursantes; pero por otro, debe aclarar ante la audiencia qué ha ocurrido realmente, si quiere conservar su credibilidad. Y todo esto ocurre mientras las redes sociales hierven de teorías, apoyos divididos y fragmentos de vídeos analizados al milímetro.