La fatiga se ha convertido en una de las quejas más frecuentes entre adultos jóvenes y personas en edad laboral. Ese cansancio que no desaparece ni con una noche de sueño completa o con un fin de semana de descanso podría tener su origen, no en el estrés o en la falta de ejercicio, como se piensa comúnmente, sino en algo tan cotidiano como la dieta. Aunque solemos prestar atención a las calorías, los azúcares y las grasas, muchas veces dejamos de lado ciertos micronutrientes esenciales que son claves para mantener los niveles de energía estables.
Uno de los grandes olvidados en la conversación sobre la nutrición es el hierro. Y no es casualidad que su deficiencia esté directamente relacionada con la sensación de agotamiento físico y mental. Si te sientes lento, sin fuerzas, como si arrastraras el cuerpo cada día, es muy posible que la fatiga esté tratando de decirte algo que tu menú semanal no está resolviendo.
3Evita la fatiga con una dieta más inteligente

La fatiga no siempre tiene una causa compleja ni requiere tratamientos complicados. Muchas veces, pequeños cambios en la dieta pueden marcar una gran diferencia. Incluir fuentes de hierro en cada comida, planificar menús equilibrados y evitar alimentos ultraprocesados puede ayudarte a recuperar energía y bienestar. Además, es útil revisar si hay hábitos que interfieren con la absorción de hierro.
Por ejemplo, el consumo excesivo de café o té justo después de las comidas puede dificultar la absorción de este mineral. Así, cuidar lo que comemos, tanto en calidad como en combinación, puede ser la clave para decirle adiós al cansancio constante que arrastramos sin saber por qué. La fatiga no es inevitable, es muchas veces el cuerpo pidiendo ayuda, y la respuesta puede estar en el plato.