El estrés se ha convertido en un compañero habitual de nuestras rutinas. Lo sufrimos casi sin darnos cuenta, al revisar el correo electrónico por la mañana, al quedarnos atrapados en el tráfico o al enfrentarnos a una lista interminable de tareas pendientes. A pesar de que nos hemos acostumbrado a vivir con él, su impacto en la salud física y emocional es profundo: dolores musculares, dificultad para dormir, irritabilidad o incluso problemas digestivos. La buena noticia es que hay formas sencillas y eficaces de frenarlo antes de que se descontrole.
Una de las más sorprendentes y efectivas es un ejercicio de respiración que solo toma 60 segundos. Sí, un solo minuto puede marcar la diferencia entre sentirse sobrepasado o volver a tener el control. El método ha sido estudiado y recomendado por psicólogos y expertos en manejo de ansiedad, y lo mejor de todo es que no requiere ningún equipo, ni preparación previa, ni siquiera cambiar de lugar. Solo hace falta detenerse, cerrar los ojos y respirar de una forma específica.
1El estrés tiene solución, aunque no lo parezca en el momento

El estrés, aunque muchas veces parece imposible de manejar, tiene puntos de entrada muy concretos para poder controlarlo. La respiración es uno de ellos. Cuando estamos estresados, tendemos a respirar de forma superficial y rápida, lo que a su vez activa el sistema nervioso simpático, encargado de preparar al cuerpo para una amenaza. Es un círculo vicioso, pues cuanto más estrés sentimos, peor respiramos, y cuanto peor respiramos, más tensión acumulamos.
Cambiar este patrón es la clave. Respirar de forma profunda y consciente permite activar el sistema parasimpático, responsable de calmar el cuerpo y devolverlo a un estado de equilibrio. Con solo un minuto de respiración controlada, nuestro cuerpo interpreta que el peligro ha pasado y que puede volver a funcionar con normalidad. Y lo mejor es que no se trata de una técnica reservada a monjes o expertos, cualquier persona puede aplicarla en casa, en el trabajo o incluso en medio del caos urbano.