Miles de españoles creen que su hogar está protegido hasta que llega el momento de la verdad y descubren que su póliza tiene más agujeros que un colador. El seguro de hogar que contratas pensando que te cubrirá ante cualquier eventualidad puede convertirse en tu peor pesadilla si no prestas atención a esas cláusulas escritas en letra diminuta que nadie lee pero que todos firman.
La realidad es demoledora: las aseguradoras han perfeccionado el arte de incluir condiciones que limitan drásticamente sus obligaciones, dejando a los propietarios en una situación de indefensión absoluta cuando más necesitan protección. Desde sistemas de seguridad obligatorios que deben funcionar las 24 horas hasta límites ridículos para objetos de valor, pasando por responsabilidades sobre el mantenimiento que recaen exclusivamente en el propietario, la letra pequeña se ha convertido en el refugio perfecto para las compañías que buscan reducir sus costes a toda costa.
1LAS TRAMPAS OCULTAS EN LOS SISTEMAS DE SEGURIDAD OBLIGATORIOS
Las cláusulas sobre sistemas de seguridad representan una de las mayores fuentes de conflicto entre aseguradoras y asegurados. Muchas pólizas exigen la instalación y mantenimiento de alarmas conectadas a centrales de seguridad, pero no especifican claramente qué ocurre si el sistema falla por causas ajenas al propietario. La letra pequeña suele establecer que cualquier incidencia durante las horas en que la alarma no funcione correctamente exime a la compañía de responsabilidad.
La situación se complica cuando las aseguradoras exigen certificados de funcionamiento periódicos o revisiones técnicas específicas que deben ser realizadas por empresas homologadas. Estos requisitos no solo suponen un coste adicional considerable para el propietario, sino que además crean una red de dependencias que puede dejar sin cobertura el seguro de hogar en el momento menos oportuno. La realidad es que muchos propietarios desconocen estas exigencias hasta que sufren un siniestro.
El problema se agrava cuando las compañías establecen plazos imposibles de cumplir para las notificaciones de averías en los sistemas de seguridad. Algunas pólizas exigen comunicar cualquier fallo en menos de 24 horas, incluidos fines de semana y festivos, algo prácticamente imposible de gestionar para una familia normal. Esta estrategia permite a las aseguradoras rechazar reclamaciones legítimas basándose en tecnicismos que el consumidor medio no puede controlar.