martes, 24 junio 2025

Tu móvil te está dejando el cuello hecho un cromo: 4 trucos para que no te duela más

La revolución tecnológica ha transformado nuestras vidas de manera irreversible, pero también ha traído consigo una epidemia silenciosa que afecta a millones de españoles cada día. El uso constante del móvil está provocando una crisis de salud postural sin precedentes, especialmente en la zona cervical, donde las consecuencias se manifiestan en forma de dolores persistentes, rigidez muscular y problemas que pueden cronificarse si no se abordan a tiempo. Esta realidad, conocida en el ámbito médico como «cuello tecnológico» o «text neck», se ha convertido en una de las patologías más frecuentes en consultas de fisioterapia y traumatología.

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La postura que adoptamos al consultar nuestros dispositivos electrónicos obliga al cuello a mantener una flexión antinatural durante horas, sometiendo las vértebras cervicales a una presión que puede llegar a ser hasta cinco veces superior al peso normal de la cabeza. Los especialistas advierten que esta situación está creando una generación con problemas posturales prematuros, donde jóvenes de veinte años presentan patologías que tradicionalmente se asociaban a personas de edad avanzada. La buena noticia es que existen estrategias efectivas para prevenir y aliviar estos problemas, desde ajustes simples en la forma de usar nuestros dispositivos hasta ejercicios específicos que pueden realizarse en cualquier momento del día.

LA ANATOMÍA DEL PROBLEMA: CUANDO LA TECNOLOGÍA ATACA TU COLUMNA

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La estructura cervical humana no fue diseñada para soportar las demandas que le imponemos con el uso intensivo de dispositivos electrónicos. Cuando inclinamos la cabeza hacia adelante para mirar el móvil, el peso que soportan las vértebras cervicales se multiplica exponencialmente, pasando de los aproximadamente cinco kilogramos que pesa una cabeza en posición neutral a más de veinte kilogramos cuando la flexión alcanza los sesenta grados. Esta sobrecarga constante genera una cascada de problemas que comienzan con la tensión muscular y pueden evolucionar hacia hernias discales, pinzamientos nerviosos y degeneración prematura de las estructuras vertebrales.

Los músculos del cuello, especialmente el trapecio superior, los escalenos y los músculos suboccipitales, se ven obligados a trabajar de forma continua para mantener la cabeza en esta posición forzada. La contractura muscular resultante no solo provoca dolor local, sino que puede irradiarse hacia los hombros, la parte superior de la espalda e incluso generar cefaleas tensionales. Además, esta postura alterada afecta la curvatura natural de la columna cervical, conocida como lordosis, que actúa como un sistema de amortiguación natural para absorber el impacto de los movimientos cotidianos.

El fenómeno se agrava cuando consideramos el tiempo que dedicamos diariamente a estas actividades. Los estudios más recientes indican que los españoles pasan una media de cuatro a seis horas al día mirando pantallas de dispositivos móviles, sin contar el tiempo adicional frente a ordenadores y tablets. Esta exposición prolongada convierte lo que debería ser una postura ocasional en una posición habitual, alterando los patrones de movimiento natural y creando adaptaciones musculares que perpetúan el problema incluso cuando no estamos usando los dispositivos.

SEÑALES DE ALARMA: CUANDO TU CUERPO PIDE SOCORRO

SEÑALES DE ALARMA: CUANDO TU CUERPO PIDE SOCORRO
Fuente: Freepik

Los primeros síntomas del «cuello tecnológico» suelen manifestarse de forma sutil, pero es crucial reconocerlos antes de que evolucionen hacia problemas más graves. El dolor y la rigidez en la zona cervical son las señales más evidentes, pero no son las únicas manifestaciones de este problema postural. Muchas personas experimentan una sensación de pesadez en los hombros, como si llevaran una mochila invisible, acompañada de nudos musculares que se pueden palpar fácilmente en la zona del trapecio superior y que resultan especialmente dolorosos al tacto.

Las cefaleas de origen cervical representan otro síntoma frecuente que a menudo se confunde con dolores de cabeza por estrés o fatiga. Estos dolores suelen comenzar en la base del cráneo y se extienden hacia la frente o las sienes, intensificándose especialmente al final del día o después de períodos prolongados de uso del móvil. La tensión muscular acumulada puede también provocar mareos ocasionales, sensación de inestabilidad y, en casos más avanzados, entumecimiento u hormigueo en los brazos y las manos debido a la compresión de estructuras nerviosas.

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La evaluación personal del problema puede realizarse mediante una observación simple pero reveladora. Si al mirar de perfil en un espejo la cabeza se encuentra adelantada respecto a los hombros, o si resulta incómodo mantener la cabeza en posición erguida durante más de unos minutos, es probable que ya exista una alteración postural significativa. Otros indicadores incluyen la dificultad para rotar completamente el cuello hacia ambos lados, la sensación de que los músculos del cuello están constantemente tensos, y la necesidad frecuente de estirar o masajear la zona cervical para obtener alivio temporal.

ESTRATEGIAS POSTURALES: CAMBIA TU FORMA DE USAR EL MÓVIL

ESTRATEGIAS POSTURALES: CAMBIA TU FORMA DE USAR EL MÓVIL
Fuente: Freepik

La prevención del cuello tecnológico comienza con modificaciones simples pero efectivas en la forma de interactuar con nuestros dispositivos móviles. El principio fundamental es llevar el móvil hacia nuestros ojos, en lugar de bajar la cabeza hacia el dispositivo, manteniendo así la columna cervical en su posición natural. Esto implica sostener el teléfono a la altura del pecho o ligeramente por encima, utilizando ambas manos para proporcionar estabilidad y reducir la tensión en los brazos y hombros.

La configuración del entorno de trabajo también juega un papel crucial en la prevención de problemas cervicales. Cuando se utiliza el móvil durante períodos prolongados, es recomendable apoyar los codos en una superficie estable, como una mesa o el respaldo de una silla, para evitar que el peso de los brazos contribuya a la tensión en el cuello y los hombros. La posición sedente debe mantener la espalda recta, con los pies apoyados en el suelo y los hombros relajados, evitando la tendencia natural a encorvarse hacia adelante mientras se consulta el dispositivo.

La implementación de pausas regulares constituye otra estrategia fundamental para prevenir la sobrecarga cervical. Los especialistas recomiendan aplicar la regla del 20-20-20: cada veinte minutos, mirar hacia un punto situado a veinte metros de distancia durante al menos veinte segundos. Esta práctica no solo beneficia la salud cervical, sino que también ayuda a relajar los músculos oculares y a restablecer patrones de movimiento más naturales. Complementariamente, es aconsejable cambiar de posición frecuentemente, alternando entre estar sentado y de pie, y realizando movimientos suaves de rotación y flexión cervical para mantener la movilidad articular.

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