viernes, 13 junio 2025

¿Recuerdas el sabor de los domingos? Te enseño a hacer las croquetas de tu abuela paso a paso para que te queden igual de cremosas

Las croquetas son mucho más que una simple receta; son un viaje directo a la infancia, al calor del hogar y a la mesa de los domingos. Pocos platos tienen la capacidad de evocar con tanta nitidez la memoria de nuestras abuelas, de sus manos expertas moviendo la cuchara de palo en la sartén y del olor inconfundible que inundaba toda la casa. Conseguir replicar esa textura cremosa por dentro y ese crujiente perfecto por fuera parece a menudo una misión imposible, un secreto culinario guardado bajo siete llaves. Sin embargo, ese sabor no es inalcanzable, solo requiere conocer la técnica, los pequeños trucos y, sobre todo, el cariño que se ponía en cada paso del proceso.

Publicidad

Recuperar ese legado gastronómico es una forma de mantener viva la tradición y de compartir con los nuestros un pedazo de nuestra historia personal. La magia de unas buenas croquetas caseras reside en el equilibrio de sus componentes, desde una bechamel sedosa y bien ligada hasta un rebozado que aguante la fritura sin romperse. Prepararlas es un acto de paciencia y de amor que se ve recompensado con creces en el primer bocado, ese momento en que cerramos los ojos y, por un instante, volvemos a ser niños en la cocina de la abuela. A continuación, desvelamos todos los secretos para que tus croquetas queden exactamente igual de cremosas y deliciosas que las que guardas en el recuerdo.

4
DE LA MASA AL PLATO: EL ARTE DE FORMAR Y REBOZAR PARA UNA CRUJIENTE PERFECCIÓN

Fuente: Freepik

Con la masa ya fría y firme, ha llegado el momento de dar forma a nuestras preciadas croquetas. La técnica es una cuestión de preferencia personal: hay quien utiliza dos cucharas soperas para formarlas, quien prefiere hacerlo con las manos ligeramente engrasadas con aceite para que no se pegue la masa, o incluso quien opta por una manga pastelera para crear cilindros perfectos y luego cortarlos. Elijas el método que elijas, lo más importante es trabajar con rapidez para que la masa no se caliente demasiado y pierda su consistencia. La uniformidad es tu mejor aliada en este paso, así que lo fundamental es que todas tengan un tamaño similar para que se frían de manera uniforme, asegurando que el interior se caliente por completo mientras el exterior alcanza ese dorado perfecto que todos esperamos.

El rebozado es la armadura que protegerá la cremosidad interior y nos proporcionará ese exterior crujiente e irresistible. El orden clásico es la clave del éxito: primero harina, luego huevo batido y, finalmente, pan rallado. Pasamos cada croqueta por harina, sacudiendo bien el exceso para que solo quede una fina capa. Después, la sumergimos por completo en el huevo batido, asegurándonos de que quede bien cubierta. Por último, la pasamos al pan rallado, presionando suavemente con las manos para que se adhiera por toda la superficie. Para un extra de crujiente, se puede repetir el paso del huevo y el pan rallado, creando una doble capa. Un buen rebozado es esencial, porque un rebozado bien ejecutado crea una barrera que sella la bechamel en el interior y garantiza ese exterior dorado y crujiente, evitando que las croquetas se abran durante la fritura.

Publicidad
Publicidad