Ese molesto ‘clic’ en la mandíbula que a veces nos sorprende es mucho más que un simple ruido corporal sin importancia. Es un sonido que muchos hemos experimentado al bostezar o masticar, una pequeña señal de alarma que nuestro cuerpo nos envía, y que solemos despachar con un gesto de indiferencia, atribuyéndolo al cansancio o a un mal gesto. Sin embargo, este chasquido puede ser el primer aviso de un problema subyacente que, si no se atiende, puede derivar en dolores crónicos y complicaciones serias que afecten a nuestra calidad de vida de una forma que ni imaginamos.
Este chasquido, lejos de ser una anécdota sin importancia, puede ser la punta del iceberg de un problema más profundo, directamente relacionado con el ritmo de vida actual. El estrés, la ansiedad y las malas posturas mantenidas durante horas frente a una pantalla se somatizan de formas muy diversas, y a menudo ignoramos que la tensión acumulada durante el día busca una vía de escape, convirtiendo nuestra articulación temporomandibular en el epicentro de un seísmo silencioso, cuyas réplicas pueden afectar a nuestra calidad de vida. Entender qué nos dice ese ‘clic’ es el primer paso para ponerle remedio.
5CUÁNDO PEDIR AYUDA PROFESIONAL Y QUÉ ESPERAR DEL FISIOTERAPEUTA

Aunque los ejercicios de relajación son una excelente herramienta de prevención y alivio, hay situaciones en las que la automedicación no es suficiente y se requiere la intervención de un profesional. Si el dolor en la mandíbula es constante, si experimentas bloqueos frecuentes, si los chasquidos se vuelven dolorosos o si sufres dolores de cabeza incapacitantes, es el momento inequívoco de pedir cita. El abordaje suele ser multidisciplinar, implicando a dentistas, que pueden recomendar una férula de descarga para proteger los dientes del bruxismo, y a fisioterapeutas especializados en disfunción orofacial, que son clave para tratar la causa muscular y articular del problema.
La fisioterapia especializada en la articulación temporomandibular es un campo altamente efectivo para tratar la causa raíz del problema, no solo el síntoma. Un fisioterapeuta cualificado realizará una valoración exhaustiva de tu postura, tu mordida y la movilidad de tu mandíbula. El tratamiento puede incluir terapia manual para liberar la tensión, tanto de forma externa en la cara y el cuello como de forma intraoral (dentro de la boca) para acceder a músculos específicos, además de técnicas como la punción seca para desactivar puntos gatillo. El objetivo final es restaurar la función normal de la mandíbula y proporcionarte las herramientas y la conciencia corporal necesarias para evitar futuras recaídas, rompiendo el círculo vicioso de tensión, dolor y disfunción.