viernes, 13 junio 2025

Descubren que mientras vivimos todos emitimos un destello que se apaga al morir

Morir es un hecho inevitable que aún encierra muchos misterios para la ciencia. A lo largo de la historia, la humanidad ha intentado entender qué ocurre exactamente cuando la vida se detiene, buscando señales físicas, espirituales o energéticas que marquen esa transición. Ahora, un grupo de investigadores de la Universidad de Calgary, en colaboración con el Consejo Nacional de Investigación de Canadá, ha revelado un hallazgo inesperado: mientras estamos vivos, nuestros cuerpos emiten un tenue destello que simplemente desaparece al morir.

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Este fenómeno, publicado en The Journal of Physical Chemistry Letters, no es un simbolismo ni una metáfora, sino una observación medible. El físico Vahid Salari y su equipo han registrado por primera vez un fenómeno real y observable conocido como emisión ultradébil de fotones (EPU), un tipo de biofotón que se produce en organismos vivos y se extingue tras la muerte. Morir, en términos físicos, también significa dejar de emitir esa luz invisible que nos acompaña silenciosamente durante toda nuestra existencia.

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El brillo oculto de la vida que se extingue al morir

Fuente: Pexels

Lo descubierto no es nuevo en el sentido técnico. La existencia de biofotones lleva décadas registrándose en ciertos contextos biológicos, como la quimioluminiscencia que se da cuando las células sufren estrés por calor, venenos o falta de nutrientes. Pero morir no había sido hasta ahora observado como una interrupción directa y mensurable de esa emisión. Los científicos utilizaron cámaras especializadas y multiplicadores de electrones para detectar la luz invisible, comprendida entre los 200 y 1.000 nanómetros de longitud de onda.

Lo revelador es que esta luz no es algo excepcional, sino parte cotidiana de la vida. Cada ser vivo emite, en silencio, una señal luminosa que puede servir en el futuro como herramienta diagnóstica. Morir, en este contexto, no solo implica el cese de funciones vitales, sino también la desaparición de ese tenue brillo que podría ser clave en la medicina no invasiva del mañana. El cuerpo, antes de morir, podría estar hablando con luz.

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