sábado, 14 junio 2025

Come como un rey por menos de 15 euros en este pueblo marinero de Cantabria

Cantabria, esa joya verde y azul del norte de España, guarda entre sus pliegues costeros secretos gastronómicos que desafían la idea de que comer bien es sinónimo de vaciar la cartera. Lejos de los circuitos más trillados y los precios prohibitivos, existen enclaves donde la autenticidad del sabor y la calidez del ambiente se sirven en raciones generosas y asequibles, invitando a una experiencia culinaria memorable. Estos rincones son el verdadero tesoro para el paladar inquieto y el bolsillo consciente, especialmente si buscas el auténtico sabor de Cantabria.

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Uno de estos paraísos para el buen yantar económico se encuentra en un pueblo marinero con un encanto especial, un lugar donde el aroma a salitre se mezcla con el bullicio de sus tascas y la promesa de un festín. Hablamos de una localidad vibrante, famosa por un producto estrella que ha cruzado fronteras, pero que ofrece mucho más que su afamada anchoa. Prepararse para descubrir cómo darse un homenaje digno de la realeza con menos de quince euros es posible, y muy recomendable, en esta perla de Cantabria.

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LA ANCHOA DE SANTOÑA: EL TESORO SALADO QUE CONQUISTÓ CANTABRIA Y EL MUNDO

Fuente: Pexels

Si hay un producto que define a Santoña y la ha situado en el mapa gastronómico mundial, esa es, sin duda, la anchoa. Pero no una anchoa cualquiera, sino la ‘Engraulis encrasicolus’ capturada en el momento óptimo en aguas del Cantábrico y elaborada con un mimo artesanal que la convierte en una auténtica joya culinaria. El proceso de salazón, la limpieza manual y el fileteado preciso son rituales que se repiten en las numerosas conserveras, guardianas de un saber hacer que distingue a la anchoa de esta localidad de Cantabria.

Disfrutar de la anchoa de Santoña es una experiencia que va más allá de abrir una lata en casa; es saborearla en su lugar de origen, acompañada quizás de un pimiento del piquillo o sobre una rebanada de pan con tomate y aceite. Los bares de la villa, especialmente en la zona del puerto y las calles adyacentes, ofrecen innumerables formas de degustar este manjar, desde la tapa más sencilla hasta elaboraciones más sofisticadas. Es el aperitivo por excelencia que define una parte importante de la gastronomía de Cantabria.

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