Las croquetas, ese bocado celestial que evoca recuerdos de la cocina de la abuela y preside mesas en celebraciones y bares de toda España, pueden pasar de ser una delicia a una pequeña frustración culinaria cuando, tras un esmerado proceso de congelación, terminan rompiéndose al contacto con el aceite caliente. Todos hemos soñado con tener un arsenal de estas delicias caseras listas para cualquier ocasión, pero el temor a ese desastre en la sartén a menudo frena nuestras ambiciones.
La buena noticia es que existe un camino, un conjunto de prácticas y pequeños secretos, para asegurar que tus croquetas congeladas mantengan su integridad y resulten tan perfectas como recién hechas. No se trata de magia, sino de comprender los procesos que intervienen y aplicar técnicas contrastadas que transformarán tu experiencia. Dominar el arte de congelar y freír croquetas sin contratiempos está al alcance de cualquiera que desee disfrutar de este manjar sin sorpresas desagradables, garantizando un resultado crujiente por fuera y cremoso por dentro.
2LA CONGELACIÓN PERFECTA: EL PRIMER PASO HACIA EL ÉXITO CROQUETIL

El secreto para unas croquetas congeladas que no se rompan comienza, como es lógico, en una congelación meticulosa. Una vez formadas y rebozadas, es crucial no amontonarlas directamente en una bolsa o recipiente, ya que se pegarían entre sí y podrían deformarse o romperse al intentar separarlas. Lo ideal es colocarlas primero en una bandeja, bien separadas unas de otras, y llevarlas al congelador durante al menos un par de horas, hasta que estén completamente duras e individualmente congeladas.
Cuando las croquetas estén firmes como piedras, ya se pueden transferir a una bolsa de congelación o a un recipiente hermético, ocupando mucho menos espacio y con la garantía de que no se adherirán. Este método, conocido como congelación rápida individual (IQF por sus siglas en inglés, aunque aplicado a nivel doméstico), asegura que cada pieza mantenga su forma y estructura intactas. Un buen enfriamiento previo de las croquetas antes de este proceso también ayuda a minimizar la formación de grandes cristales de hielo, preparando el terreno para unas futuras croquetas perfectas.