Tu factura de la luz esconde un coste oculto que, para la mayoría de los consumidores, pasa completamente desapercibido entre el maremágnum de conceptos y cifras que la componen, pero que influye de manera significativa en el importe final a pagar cada mes. Hablamos de un desembolso fijo que engorda el recibo mes a mes, independientemente de si has consumido mucha o poca electricidad. La buena noticia es que, en muchos casos, este gasto se puede reducir considerablemente con una simple gestión, una llamada que podría aliviar tu bolsillo de forma recurrente.
Este componente de tu factura, a menudo sobredimensionado por desconocimiento o por inercias del pasado, representa una oportunidad de ahorro tangible y constante. No se trata de complicadas estrategias de eficiencia energética ni de cambiar hábitos de consumo drásticamente, aunque eso siempre ayuda, sino de ajustar un parámetro específico de tu contrato eléctrico a tus necesidades reales, una acción que muchas compañías no promocionan activamente pero que es un derecho del consumidor. Descubrir cuál es y cómo optimizarlo puede marcar una diferencia notable.
2POTENCIA CONTRATADA: ¿PAGAS POR LO QUE REALMENTE NECESITAS O REGALAS DINERO?

La pregunta clave es: ¿por qué tantos hogares tienen una potencia contratada superior a sus necesidades reales? Las razones son diversas. En muchos casos, se hereda la potencia del anterior inquilino o propietario sin revisarla. En otros, al dar de alta un nuevo suministro, se tiende a contratar una potencia elevada «por si acaso», para evitar que salte el ICP al conectar varios electrodomésticos a la vez, un temor comprensible pero que a menudo resulta en un gasto excesivo y continuado.
Además, las necesidades energéticas de un hogar pueden cambiar con el tiempo: los hijos se van de casa, se adquieren electrodomésticos más eficientes o simplemente cambian los hábitos de consumo. Sin embargo, la potencia contratada suele permanecer inalterada, convirtiéndose en un coste oculto que se arrastra durante años. Revisar este parámetro periódicamente es fundamental para asegurar que se ajusta a la realidad de nuestro consumo y no estamos, literalmente, regalando dinero a la compañía eléctrica cada mes por una capacidad que no utilizamos.