Los neurotransmisores son sustancias químicas esenciales que regulan nuestro estado de ánimo, nivel de energía y capacidad de concentración. Cuando están equilibrados, experimentamos una sensación general de bienestar y claridad mental. Sin embargo, si nos despertamos con ansiedad, irritabilidad o apatía, es posible que nuestros niveles de neurotransmisores estén descompensados, y el desayuno puede ser una herramienta fundamental para restaurar ese equilibrio.
Aunque solemos asociar el desayuno con energía física, su influencia sobre la mente es igual de importante. Un desayuno bien diseñado no solo proporciona calorías, sino también los nutrientes necesarios para producir serotonina, dopamina o GABA, algunos de los neurotransmisores más vinculados a la serenidad y la motivación. Por eso, empezar el día con un enfoque nutricional que favorezca su producción puede marcar una gran diferencia en cómo nos sentimos el resto del día.
1Los neurotransmisores necesitan nutrientes específicos

Los neurotransmisores como la serotonina y la dopamina no se fabrican por arte de magia. El cuerpo necesita materias primas específicas para producirlos, y estas provienen de lo que comemos. Por ejemplo, alimentos ricos en triptófano, como los huevos, el yogur o las nueces, ayudan a sintetizar serotonina, el neurotransmisor vinculado a la calma y la estabilidad emocional. Por otro lado, la dopamina, relacionada con la motivación y la atención, se apoya en la presencia de tirosina, que podemos obtener del aguacate o los lácteos.
Es habitual caer en desayunos desequilibrados, ricos en azúcar o carbohidratos rápidos, que disparan la glucosa en sangre y alteran la producción estable de neurotransmisores. Un desayuno equilibrado, con proteína, grasa saludable y fibra, no solo alimenta al cuerpo, sino que regula los picos de insulina y proporciona una liberación más sostenida de energía y bienestar mental. Este tipo de combinación favorece la producción constante y saludable de neurotransmisores durante toda la mañana.