sábado, 14 junio 2025

Podemos quiere aprovechar el «caso Koldo» para volver a marcar el ritmo en la izquierda

El reciente escándalo que ha salpicado al PSOE, con la dimisión de Santos Cerdán y la sombra persistente de José Luis Ábalos, ha provocado una reacción en cadena en el tablero político español. La dirección de Podemos ha sido clara y contundente: no se trata de casos aislados, de «manzanas podridas», sino de un entramado estructural de corrupción que compromete al Partido Socialista en su conjunto.

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Las declaraciones de Ione Belarra, Irene Montero y Pablo Fernández no dejan lugar a dudas: es el «caso PSOE» y es una oportunidad para que la izquierda alternativa vuelva a marcar el ritmo político y recuperar la iniciativa.

Ione Belarra lo ha sintetizado de manera precisa: «Esto no va de una dimisión, va de que la corrupción es una forma fundamental de Gobierno del bipartidismo». Con esta afirmación, no solo apunta al PSOE, sino que también denuncia un patrón sistémico que afecta a los pilares del régimen del 78.

Según los morados, la trama socialista evidencia una forma de gobernar que se ha asentado sobre redes clientelares, favores cruzados y estructuras partidistas opacas. Como en 2014, Podemos, históricamente, ha sabido capitalizar momentos de crisis institucional para proyectar su discurso.

El surgimiento del partido en 2014 se produjo en un contexto de hartazgo social frente a los escándalos del PP y el desencanto con la vieja política. Algo más de una década después, se repite una coyuntura parecida, pero con el PSOE como protagonista del escándalo.

La izquierda institucional, representada por el partido de Pedro Sánchez, aparece ante muchos ciudadanos como otra cara del mismo sistema. En Podemos creen que es su ahora para recuperar la centralidad perdida y conectar con los sectores populares que se le han alejado de su órbita en los últimos años.

La eurodiputada Irene Montero ha rematado esta idea al señalar que la dimisión de Santos Cerdán intenta acabar con el escándalo mediático pero no resuelve el problema. En la misma línea, Pablo Fernández ha afirmado que «no son manzanas podridas, es el cesto entero».

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¿ES LA HORA DE PODEMOS?

La pregunta es si Podemos sabrá aprovechar este contexto. El partido morado atraviesa una fase de reestructuración y redefinición tras su salida del Gobierno y la crisis con Sumar, que se desangra en las encuestas en favor de los de Belarra.

Irene Montero Moncloa
Ione Belarra, Irene Montero e Isa Serra. Foto: Europa Press.

En un contexto de pérdida de influencia institucional y electoral, Podemos ha iniciado un profundo reajuste de su estrategia mediática, consciente de que la batalla comunicativa es tan decisiva como la política.

Dos elementos han sido clave en este «reseteo»: su creciente ascendiente en RTVE y la consolidación de Canal Red, el proyecto audiovisual impulsado por Pablo Iglesias. Desde su salida del Gobierno y su salida de Sumar, Podemos ha apostado por construir espacios propios de comunicación y recuperar presencia en medios públicos.

La formación ha logrado hacer valer su cuota en RTVE y algunas alianzas tácticas, ganando cierto margen de influencia en la cobertura informativa y en los debates políticos. Esto les ha permitido romper con el cerco mediático que, según denuncian, les ha relegado al silencio o a un tratamiento sesgado en otros canales tradicionales.

Otra de las piezas clave de esta nueva estrategia es, sin duda, Canal Red, el medio fundado por el exvicepresidente Pablo Iglesias tras su retirada de la primera línea política. Con un enfoque claramente ideológico, este canal ha buscado ocupar el vacío que, a juicio de Podemos, ha generado la creciente derechización del sistema mediático español.

En un momento en que Sumar apuesta por la moderación y la cautela, Podemos ha optado por dar fuerza a su relato político y reforzar su músculo comunicativo. Los morados saben que sin capital mediático no es fácil pelear por recuperar la hegemonía en el bloque de la izquierda transformadora.

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