Los pensamientos malos y repetitivos son una de las formas más comunes de sufrimiento mental, aunque pocas veces se les da la atención que merecen. Pueden aparecer en cualquier momento del día, sin previo aviso, y quedarse rondando en la mente durante horas, incluso días. La sensación de no poder controlarlos genera ansiedad, frustración y, en algunos casos, tristeza profunda. Son como un bucle del que parece imposible salir, una trampa mental que consume energía y nos impide vivir con tranquilidad.
A menudo, quienes los padecen intentan reprimirlos o distraerse, pero eso solo consigue intensificarlos. Los psicólogos coinciden en que negarlos no es la solución. La buena noticia es que existe una técnica eficaz para romper ese ciclo y se llama detención del pensamiento. Una técnica que ha demostrado ser útil para recuperar el control mental, reconectar con el presente y reducir la carga emocional de esos pensamientos malos que tanto desgaste provocan.
2Cómo aplicar la técnica de detención del pensamiento
La técnica de detención del pensamiento es sencilla pero poderosa. Consiste, básicamente, en interrumpir de forma consciente los pensamientos malos cuando se detecta que están comenzando a repetirse. Para hacerlo, es recomendable decir en voz alta una palabra contundente como “¡basta!” o “¡alto!”. Este gesto simbólico corta el flujo de pensamientos y crea una pausa que permite tomar distancia emocional.
Después de esa interrupción, es importante redirigir la atención hacia otra cosa como una actividad física, una imagen positiva, una respiración consciente o cualquier estímulo que te devuelva al presente. Al repetir esta técnica varias veces, el cerebro comienza a aprender que esos pensamientos no merecen tanto protagonismo. Poco a poco, los pensamientos malos pierden fuerza y frecuencia, y con el tiempo dejan de dominar la mente.
