Valencia no deja de asombrar a quienes buscan algo más que playas y paella. A menos de dos horas del bullicio urbano, la Comunidad Valenciana esconde una joya natural que cada vez gana más popularidad entre los amantes del senderismo y la aventura: el paraje de los puentes colgantes de Chulilla. Esta maravilla natural, ubicada en la comarca de Los Serranos, ofrece un recorrido fascinante entre cañones esculpidos por el río Turia y desfiladeros que cortan el aliento.
Este enclave no solo se ha convertido en un lugar de peregrinación para excursionistas, sino también en un espacio ideal para quienes buscan reconectar con la naturaleza. Valencia, gracias a su diversidad geográfica, permite que en un solo día se pueda pasar del casco histórico a un paisaje de vértigo, donde el silencio solo lo rompen las aves rapaces que sobrevuelan los acantilados. Y lo mejor es que no hay necesidad de salir de la provincia.
3Chulilla, el pueblo que completa la aventura

La escapada a este enclave no estaría completa sin una visita a Chulilla, el pequeño pueblo que da nombre a la ruta. Perderse por sus callejuelas empedradas, asomarse al castillo medieval o sentarse en alguna de sus terrazas para probar embutidos caseros es una forma perfecta de rematar la jornada. Valencia, a través de Chulilla, nos recuerda que la historia y la naturaleza pueden convivir en equilibrio.
Además, el turismo activo ha revitalizado la economía local, lo que se traduce en alojamientos rurales con encanto y una oferta gastronómica cada vez más cuidada. En definitiva, este rincón escondido demuestra que Valencia es mucho más que mar y fallas, es también vértigo, aventura y un profundo respeto por la belleza natural.