La práctica de cortar o triturar pastillas es sorprendentemente común en los hogares españoles, un gesto que muchos consideran inofensivo o una simple comodidad para facilitar la ingesta. Sin embargo, lo que la mayoría desconoce son los riesgos ocultos que esta manipulación implica, advertencias que los farmacéuticos llevan tiempo transmitiendo desde sus boticas. Esta costumbre, aparentemente trivial, puede alterar drásticamente la forma en que el medicamento actúa en nuestro cuerpo, poniendo en peligro la eficacia del tratamiento y, lo que es más preocupante, nuestra salud.
Detrás de cada pastilla hay un diseño farmacéutico complejo, pensado para liberar el principio activo de una manera específica y en un lugar determinado del organismo. Romper esa estructura, aunque parezca una solución práctica para quienes tienen dificultades para tragar, puede desbaratar por completo la absorción y distribución del fármaco. Los profesionales de la salud, especialmente los farmacéuticos, insisten en la importancia de respetar la forma farmacéutica original, un detalle crucial que, lamentablemente, a menudo pasa desapercibido para el paciente.
4LAS CONSECUENCIAS INVISIBLES: ¿POR QUÉ TU TRATAMIENTO PUEDE FALLAR?

Las implicaciones de manipular las pastillas van mucho más allá de una simple molestia. La consecuencia directa y más habitual es una alteración significativa en la farmacocinética del medicamento, es decir, en cómo el cuerpo absorbe, distribuye, metaboliza y excreta el fármaco. Al romper la forma farmacéutica original, se modifica la velocidad y la extensión de la absorción, lo que puede llevar a que no se alcancen las concentraciones terapéuticas necesarias en sangre para que el medicamento haga efecto, o que se alcancen de forma errática.
Pero los riesgos no se limitan a la falta de eficacia. Una liberación demasiado rápida puede provocar picos de concentración plasmática que desemboquen en efectos secundarios más intensos o, en casos extremos, en toxicidad. Un fármaco que debería liberarse lentamente a lo largo de 12 o 24 horas, si se libera de golpe en el estómago al ser triturado, puede causar una sobredosis momentánea seguida de una ausencia de efecto el resto del tiempo, invalidando por completo el tratamiento y generando problemas de salud adicionales que los farmacéuticos tratan de prevenir día a día.