Tu freidora de aire se ha convertido, casi sin darnos cuenta, en una aliada indispensable en muchas cocinas españolas, prometiendo platos crujientes con mucha menos grasa que las frituras tradicionales. Este electrodoméstico, que funciona más como un pequeño horno de convección de alta potencia, ha revolucionado la forma en que preparamos desde patatas hasta alitas de pollo. Sin embargo, detrás de esa fachada de modernidad y cocina saludable, se esconde un secreto a voces, o más bien, un rincón oscuro que muchos usuarios pasan por alto y que puede albergar una cantidad sorprendente de suciedad acumulada.
Esa grasa invisible, esa mugre que no salta a la vista en la limpieza rutinaria de la cesta y la cubeta, puede estar convirtiendo tu eficiente aparato en una fuente de problemas, desde malos olores que impregnan tus comidas hasta un deterioro prematuro del dispositivo e incluso, en casos extremos, un riesgo real de incendio. Ignorar este rincón olvidado no solo compromete la higiene y el sabor de tus elaboraciones, sino también la seguridad de tu hogar. Es hora de enfrentarse a esa suciedad oculta y devolverle a tu freidora su esplendor y funcionalidad óptimos.
4MANTENIMIENTO PREVENTIVO: EVITA QUE TU FREIDORA DE AIRE SE CONVIERTA EN UN NIDO DE GRASA

La frecuencia con la que debes realizar esta limpieza profunda de la resistencia y el interior de tu freidora de aire dependerá mucho del uso que le des, pero una buena regla general es hacerlo cada mes o dos meses si la utilizas varias veces por semana. Por supuesto, la limpieza de la cesta y la cubeta extraíble debería ser una rutina después de cada uso, ya que esto evita que los restos de comida y grasa se re-cocinen y se adhieran con más fuerza, facilitando enormemente la limpieza profunda posterior.
Existen pequeños trucos que pueden ayudarte a minimizar la acumulación de grasa en las zonas difíciles de tu freidora de aire, como utilizar papel de horno perforado específico para freidoras de aire o moldes de silicona en la base de la cesta, que recogen gran parte de los jugos y grasas que se desprenden de los alimentos. Además, evita sobrecargar la cesta para permitir una correcta circulación del aire y una cocción más uniforme, lo que también reduce las salpicaduras. Limpiar cualquier derrame o salpicadura en el interior inmediatamente después de que el aparato se enfríe también es una excelente práctica.