miércoles, 25 junio 2025

El enjuague bucal podría estar destrozando tu flora oral: el error que cometen millones de personas a diario según los dentistas

El enjuague bucal es para muchos un gesto casi ritual al final de la rutina de higiene, un toque de frescor que parece sellar la limpieza y asegurar una boca impoluta. Esa sensación de desinfección total, de haber arrasado con todo lo que pudiera quedar tras el cepillado y el hilo dental, nos ha convencido de que es un paso imprescindible para una salud bucodental óptima, un escudo protector invisible. Sin embargo, detrás de esa potencia antiséptica que tanto buscamos, promocionada a menudo con eslóganes que prometen eliminar el cien por cien de los gérmenes, podría esconderse un enemigo inesperado para el delicado equilibrio de nuestra boca, algo que millones de personas ignoran cada día mientras persiguen esa aparente desinfección total.

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La cavidad oral no es un simple tubo o una superficie inerte que debamos esterilizar a diario; es un ecosistema vibrante, dinámico y extremadamente complejo, habitado por una comunidad inmensa y diversa de microorganismos, nuestra flora oral o microbiota bucal. Pensar que aniquilar sin distinción todo lo que vive ahí es bueno para la salud es tan absurdo como arrasar un bosque completo para evitar que aniden algunas plagas concretas, cuando en realidad, la salud de ese bosque depende precisamente de su biodiversidad y del equilibrio entre sus habitantes. Los expertos en salud dental llevan tiempo avisando, en consultas y congresos, de que ciertos hábitos, muy extendidos por cierto y fomentados por la publicidad, podrían estar comprometiendo seriamente este equilibrio vital, y la elección de ese último sorbo tras el cepillado podría ser uno de los fallos más habituales.

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LA VOZ DE LOS DENTISTAS: OPCIONES INTELIGENTES

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Ante este panorama, la postura de los profesionales de la odontología es clara y matizada: no todos los enjuagues bucales son malos ni deben ser eliminados de nuestra rutina, pero su elección y uso deben ser informados y, a menudo, guiados por un especialista. Desaconsejan categóricamente el uso diario y prolongado de colutorios con altas dosis de alcohol o antisépticos muy potentes sin una indicación clínica específica (como un tratamiento postoperatorio o para una infección concreta bajo supervisión). En su lugar, recomiendan optar, si se considera necesario un enjuague bucal como complemento a la higiene mecánica, por formulaciones más suaves.

Estas opciones más inteligentes y respetuosas con la flora oral incluyen colutorios con flúor (excelentes para fortalecer el esmalte y prevenir la caries, sin ser agresivos con las bacterias), o aquellos diseñados para tratar problemas específicos (sensibilidad, sequedad) con componentes que no arrasan la microbiota. La clave, insisten una y otra vez los dentistas, es recordar que el enjuague bucal es solo un complemento a la higiene fundamental, que siempre será el cepillado meticuloso (al menos dos veces al día) y el uso de hilo dental o cepillos interdentales para eliminar mecánicamente la placa bacteriana. Un buen enjuague bucal puede ayudar en situaciones puntuales o como refuerzo específico, pero nunca debe ser el protagonista de nuestra rutina de limpieza ni la base sobre la que construimos nuestra salud bucal, que reside en el cepillado efectivo y la limpieza interdental diaria.

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