Las pasas son un bocado dulce que solemos encontrar en mezclas de frutos secos o como ingrediente en algunas recetas tradicionales, y también han sido durante mucho tiempo objeto de debate entre los amantes de la alimentación saludable. Aunque son calóricas y tienen un alto contenido en azúcar natural, también están cargadas de nutrientes beneficiosos que pueden apoyar una dieta equilibrada. Su origen, simplemente uvas deshidratadas, puede hacer que asumamos automáticamente que son saludables, pero como todo en nutrición, la clave está en la moderación.
Al consultar a dietistas y revisar datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), se confirma que las pasas, cuando se consumen en porciones adecuadas, pueden ofrecer un importante aporte de fibra, minerales y antioxidantes. Esto las convierte en un snack funcional para quienes buscan energía rápida sin recurrir a azúcares procesados. Eso sí, conviene conocer cómo afectan realmente al cuerpo y cómo incluirlas correctamente en el día a día.
2Vitaminas, minerales y antioxidantes en cada bocado

Además de ser energéticas, las pasas son una fuente rica en antioxidantes, potasio e incluso hierro. La nutricionista Lena Bakovic explica que estos compuestos ayudan a combatir el estrés oxidativo y contribuyen a prevenir enfermedades crónicas. Su contenido de potasio, por ejemplo, equivale a un tercio del que se encuentra en un plátano, y su aporte de hierro puede rivalizar con el de una pequeña porción de carne.
Este perfil nutricional convierte a las pasas en un aliado interesante para apoyar la salud cardiovascular y el equilibrio de la presión arterial. También se valoran por su efecto positivo en la función muscular, ya que el potasio contribuye a reducir los calambres, especialmente en momentos de esfuerzo físico. Todo esto las hace valiosas en una dieta variada, especialmente si se utilizan como sustituto de golosinas o productos con azúcares añadidos.