viernes, 27 junio 2025

Deja de tomar café nada más levantarte: un neurocientífico explica por qué es el peor momento del día y cuándo hacerlo para un efecto máximo

Mira, después de tantos años en esto, uno aprende que hasta los hábitos más sencillos pueden esconder una ciencia que nos pasa desapercibida. Tomarse un café nada más levantarse es, para muchos, un ritual intocable, el pistoletazo de salida del día que promete espabilarte y ponerte en marcha, ese primer sorbo que te dice «ahora sí, estoy listo para lo que venga». Pero, ¿y si te dijera que ese gesto tan arraigado, ese acto casi reflejo antes de que el cerebro termine de encenderse del todo, podría ser, según los que saben de verdad, precisamente el peor momento para buscar el estímulo que buscas? La ciencia del rendimiento y la cronobiología tienen algo importante que decir al respecto, y no es precisamente lo que la mayoría quiere oír al amanecer.

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Este hábito extendido por toda España y buena parte del mundo, beber café como si fuera el despertador líquido infalible, se enfrenta a las explicaciones de neurocientíficos que estudian cómo funcionan realmente nuestros ritmos internos y cómo sustancias como la cafeína interactúan con ellos. No se trata de demonizar la bebida, ni mucho menos, sus virtudes están más que probadas, sino de entender que nuestro cuerpo tiene su propia ‘agenda’ bioquímica al empezar el día, una agenda que, si la ignoramos o la boicoteamos sin querer con el momento exacto en que ingerimos esa taza humeante, podría estar haciendo que su efecto sea menos potente de lo que esperas, o incluso contraproducente a largo plazo. La clave está en el cortisol, una hormona con la que convivimos a diario y que tiene mucho que decir en esta historia mañanera que tantos protagonizan sin ser conscientes de su guion interno.

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CORTISOL Y CAFEÍNA: UN CHOQUE DE TRENES A PRIMERA HORA

Fuente: Freepik

El cortisol es una hormona esteroidea producida por las glándulas suprarrenales y liberada en respuesta al estrés, pero también sigue un ritmo circadiano, con niveles que fluctúan a lo largo del día de forma natural. Precisamente, una de las características más destacadas de este ciclo es el pico significativo que experimenta en las primeras horas después de despertar, a menudo entre los 30 y 45 minutos posteriores a abrir los ojos. Este aumento matutino del cortisol es fundamental porque es parte del mecanismo que nuestro cuerpo utiliza para sacarnos del estado de sueño y prepararnos fisiológicamente para la actividad diaria, promoviendo la alerta y movilizando energía.

Cuando decides tomarte un café justo en el momento en que tus niveles de cortisol están en su punto álgido natural, lo que estás haciendo es añadir un estimulante externo (la cafeína) a un sistema que ya está activado y en pleno funcionamiento por sus propios medios. La cafeína actúa bloqueando la adenosina, un neurotransmisor que nos induce la sensación de cansancio, y al mismo tiempo, puede potenciar la liberación de cortisol, sumando un estímulo artificial a un pico natural que ya está cumpliendo su función de despertarte. Esta redundancia no solo puede ser innecesaria, sino que, según los neurocientíficos, interfiere con la forma en que tu cuerpo gestiona sus propios niveles de alerta, diluyendo la efectividad a largo plazo de ese café tan deseado.

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