miércoles, 18 junio 2025

El secreto de la tortilla de patatas de Betanzos no está en la patata, sino en este paso clave que casi nadie hace

La tortilla de patatas, ese monumento nacional culinario, despierta pasiones y debates a partes iguales en cada rincón de España. Desde la eterna disputa sobre la cebolla hasta la búsqueda de la patata ideal o el punto perfecto de cuajado, parece que todos tenemos una opinión, una receta secreta, o al menos, un lugar fetiche donde probar esa versión celestial que nos roba el aliento. Pero hay un nombre que resuena con fuerza propia en esta liturgia gastronómica, un faro al que muchos peregrinan buscando la perfección: Betanzos.

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Este pequeño municipio gallego ha elevado la humilde tortilla de patatas a la categoría de mito, atrayendo a curiosos y entendidos con la promesa de una experiencia inigualable. ¿Cuál es el hechizo que encierra esta versión tan venerada? Se habla mucho de la calidad de sus ingredientes, de la tradición, del mimo… y todo eso suma, claro que sí, pero hay un paso concreto, a menudo pasado por alto o malinterpretado fuera de sus fronteras, que es el verdadero responsable de esa textura líquida y seduagora que la distingue y la eleva por encima del resto. No es la patata, no es el aceite; el alma está en otra parte, en un gesto rápido y casi invisible para el ojo inexperto.

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EL DESAFÍO DE REPLICAR LA PERFECCIÓN EN CASA

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Intentar replicar una auténtica tortilla de patatas de Betanzos en casa es un reto que muchos aficionados asumen con entusiasmo, a menudo con resultados frustrantes. Conseguir ese punto exacto de liquidez interior sin que la tortilla se desmonte al darle la vuelta o al servirla requiere mucha práctica, intuición y, como dicen los maestros de Betanzos, muñeca. No basta con saber el secreto del batido; hay que dominarlo.

El tiempo que el huevo batido permanece mezclado con las patatas antes de ir a la sartén, la temperatura exacta del aceite al echar la mezcla, el manejo de la sartén para que el exterior cuaje lo justo mientras el centro permanece líquido… son factores que se aprenden con la repetición y el tacto. No hay una regla estricta de minutos o segundos; depende de la cantidad, del fuego, de la propia sartén. Es una técnica que se siente más que se mide, y ahí radica gran parte de su dificultad para el cocinero aficionado que busca reproducir la famosa tortilla de patatas.

Al final, la tortilla de patatas de Betanzos es un recordatorio de que la excelencia en la cocina a menudo reside en los detalles más pequeños, en esos pasos que parecen insignificantes pero que transforman por completo el resultado. Apreciar una buena tortilla de Betanzos es valorar no solo los ingredientes, sino el oficio y la sabiduría acumulada de generaciones que han perfeccionado un gesto: un batido corto pero enérgico. Es la prueba de que, a veces, la clave para la grandeza de algo tan universal como una tortilla de patatas se esconde en un secreto a voces que pocos logran dominar por completo.

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