jueves, 19 junio 2025

La carne que comes podría contener un virus que la ciencia ahora vincula con un mayor riesgo de cáncer de colon

La relación entre nuestra dieta y la salud es un campo de estudio constante, y una reciente investigación ha puesto el foco en un posible vínculo inesperado entre la carne que ponemos en el plato y un mayor riesgo de cáncer, específicamente el cáncer de colon. Durante años, se ha hablado de las grasas saturadas, los embutidos y la carne roja procesada como factores de riesgo, pero esta nueva línea de investigación sugiere que podría haber otro invitado indeseado en la mesa: un agente infeccioso, un virus o factor similar que, presente en la carne de vacuno, podría estar jugando un papel hasta ahora subestimado en el desarrollo de esta enfermedad. Es una perspectiva que, sin ser alarmista, invita a la reflexión y a prestar atención a los detalles.

Publicidad

Este descubrimiento, o más bien, la confirmación y profundización de sospechas previas, apunta directamente a lo que se conoce como ‘Bovine Meat and Milk Factor’ (BMMF), un patógeno que, según algunos estudios, podría actuar como un ‘cartero’ de material genético capaz de alterar nuestras células. La sola idea de que algo tan cotidiano como un bistec o una hamburguesa pudiera contener un elemento que, a largo plazo, incremente la probabilidad de desarrollar una enfermedad tan grave es ciertamente inquietante y nos obliga a mirar con otros ojos lo que consideramos un alimento básico y tradicional en muchas culturas, incluida la nuestra, con una tradición gastronómica tan arraigada en el consumo de carne. La ciencia, implacable en su búsqueda de respuestas, nos pone sobre la pista de una posible conexión que merece ser explorada a fondo y entendida por el gran público.

4
COCINA CON CIENCIA: LA DEFENSA CONTRA POSIBLES RIESGOS

Fuente Pexels

Ante la posibilidad de que el BMMF presente en la carne de vacuno represente un riesgo para el desarrollo de cáncer, surge una pregunta clave: ¿qué podemos hacer al respecto? La respuesta, según los investigadores que estudian estos factores infecciosos, podría pasar por algo tan sencillo y fundamental como la manera en que preparamos los alimentos. Al igual que ocurre con otros patógenos presentes en la carne cruda o poco hecha, como ciertas bacterias (E. coli, Salmonella) o parásitos, la cocción adecuada a temperaturas elevadas podría ser una estrategia efectiva para inactivar el BMMF y reducir así la potencial exposición. Cocinar la carne hasta que alcance una temperatura interna segura (generalmente por encima de los 70-75°C, dependiendo del tipo de corte y cocción deseada) es una recomendación básica de seguridad alimentaria que adquiere una nueva dimensión a la luz de estos hallazgos sobre el cáncer.

Esto significa que consumir carne de vacuno poco hecha, al punto o incluso cruda, podría conllevar un riesgo mayor de exposición al BMMF que si se consume bien hecha. Es un aspecto crucial a tener en cuenta, especialmente para quienes disfrutan de cortes como el carpaccio, el steak tartar o simplemente un filete «vuelta y vuelta». La cocción no solo mejora la digestibilidad de la carne y elimina bacterias comunes, sino que también podría ser nuestra principal línea de defensa contra este posible factor relacionado con el cáncer. La sencillez de la medida —simplemente asegurarse de cocinar bien la carne— la convierte en una herramienta preventiva accesible para cualquier consumidor preocupado por reducir su riesgo de cáncer.

Publicidad
Publicidad