miércoles, 18 junio 2025

Este hábito ‘inocente’ al comer jamón ibérico está destrozando todos sus beneficios para la salud

Disfrutar de unas lonjas finas de jamón ibérico es una cuestión que va más allá de comerlo, eso hay que hacerlo con arte y con gusto. Ideal para una mesa sencilla, pero con mucho encanto, quizás con un poco de pan tostado, un buen vino tinto, unos quesos madurados y aceitunas, es una de las formas más tradicionales de saborear cada bocado y sentir cómo se derrite en la boca.

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Incluso, los expertos en salud y nutrición lo ven como un superalimento que es beneficioso para incluir a cualquier dieta, pero hay un pequeño detalle que lo transforma en todo lo contrario. Por eso hoy te explicaré cómo es la forma correcta de comer jamón ibérico sin necesidad de sacrificar el placer de experimentar esa textura que es tan característica, y que es parte no solo de nuestra cultura como país, sino que ha traspasado fronteras y se ha convertido en tradición en otras tierras, como Portugal y el sur de Europa.

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EL ERROR QUE MUCHOS COMENTEN CON EL JAMÓN IBÉRICO

El erro que muchos cometen con el jamón
Fuente: Pexels

El error que muchas personas cometen no por quererlo, sino porque se acostumbra a disfrutarlo con pan, picos regañás o tostadas muy procesadas. Este hábito que parece «inocente», es muy común que lo sirvan así en bares, tapeos o en tus mismas celebraciones. Este gesto hace que la carga de carbohidratos refinados y la sal se dupliquen en una sola ración. Pero, ¿qué pasa si hacemos esta combinación a menudo?

Si lo haces de forma esporádica, no pasa nada, pero si es un alimento muy presente en tu dieta y lo comes de esa manera, podrías elevar el riesgo de padecer hipertensión o afectar gravemente tu sistema renal, por lo que la retención de líquidos es el primer síntoma. Además, puede provocar picos de azúcar en sangre y anular el efecto positivo del ácido oleico en la regulación del colesterol.

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